Pensar para la victoria cotidiana


La única manera de ganar una batalla, de conquistar triunfos, de alcanzar metas, de lograr la felicidad duradera es pensar.
La etiqueta “tanques pensaste” tan de moda en la última década contiene una gran verdad. De seguro proviene de la sabia oración  “Pienso luego existo”, atribuido a Rene Descartes. Donde con una gran 
dosis individualista el ser humano debe sobreponerse a su “destino” y labrar su presente y su futuro, para lo cual necesita planificarse, “vivir en la estrategia”.

Un paso más adelante que Descartes, está el pensamiento africano “Ubuntu”, “Yo soy porque tú eres”, o aún con mayor inclusión y corresponsabilidad “yo soy porque nosotros somos”, una invitación a que el pensar sea para la victoria colectiva en la cotidianidad.

El pensar es necesario para conceptualizar el hacia donde se quiere ir y como. Para tomar la mejor decisión a partir de los distintos métodos que nos llevan a ella, pero sobre todo, en un mundo que marcha a toda velocidad, tener, a partir de una ideología solida la mecánica para hacer los planteamientos, las recomendaciones y las respuestas en un menor tiempo.

Algunos lo llaman “sala situacional”, otros “observatorios”. A sus protagonistas los mientan pensadores, intelectuales, filósofos, teóricos.  Es lo de menos, lo importante para una familia, para una comunidad,  para un país y para un mundo es tener en todo momento la idea fresca, el pensar acertado en función de las soluciones sencillas, complicadas, pero al final cotidianas, porque se vive a cada segundo para sumar largos plazos.

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