Hacia al gobierno popular


El mejor gobierno ha de ser aquel en el cual los hombres y mujeres en comunidad puedan decidir colectivamente cada una de sus grandes acciones públicas.

Escribió Juan Germán Roscio Nieves “Los hombres mancomunados en sociedad podrían vivir sin ninguna forma de gobierno: si estuvieran siempre subordinados al imperio de la razón: si todos fuesen observantes de esta ley natural, sería superfluo establecer magistrados que celasen su observancia y castigasen su infracción”.

Mucho se habla en Venezuela del Poder Comunal, de las comunas. Los africanos y su descendencia hablaríamos de “Cumbe”. Esa es otra discusión.

Está presente en la actual Revolución Bolivariana que todo poder deviene del pueblo y que es el mismo pueblo quien debe ejercerlo. No obstante en la práctica las estructuras de los poderes públicos crean barreras infranqueables para el ejercicio del poder, de acuerdo a Roscio.

La condición es “si todos acataran la ley natural”. Siendo así no es necesario un aparato burocrático, si la construcción de una conciencia en función de los grandes logros de la comunidad. En los cumbes, este grado de conciencia y organización se alcanzó a veces hasta por años en diversas áreas de la vida. Los cumbes son anteriores a la famosas comuna de París que apenas duró dos meses.

En la práctica, el ciudadano común actual acostumbrado a la presencia de funcionarios investidos de poder como ministros, gobernadores, alcaldes termina canalizando hacia esas personas sus deseos y hasta esperanzas.

El poder comunal de seguro necesita instancias de organización mínimas, que tengan formas colectivas de funcionamiento, con vocerías y no superiores con poderes subordinantes que impiden el desarrollo de las capacidades creativas y estratégicas de las comunas.

En la actualidad, Venezuela se dirige a la conformación de una Nueva Asamblea Constituyente que a partir de la Constitución Bolivariana de 1999 buscará la perfección de la misma para el mayor bienestar de la población.

La propuesta rosciana es verdaderamente revolucionaria, pero se basa en un pueblo en su madurez total, como parecieron tenerlos nuestros antepasados indígenas y africanos. Es oportuno el estudio de estas organizaciones tan avanzadas que los “estudiosos” han dado en llamar “primitivas”.

Ahora se necesita una ciudadanía con principios arraigados, de entera formación y plenamente amante de su nación.

Esto va aunado a darle al pueblo, además de todo el poder, todo el liderazgo y el marco constitucional basado en la razón para regularlo.

Es una visión en este momento utópica, pero podía comenzarse por el primer paso, el de la dirección colectiva de las instancias ejecutivas, Son ideas para la reflexión y discusión constitucional.

@bolivarreinaldo

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