domingo, 13 de julio de 2014

Muhammad Abu, mi niño Palestino




Shefat queda al norte de de Jerusalén. En estos días del mundial de futbol, los niños y jóvenes palestinos sueñan, como todos sus pares en el universo, con correr detrás del balón, con gritar gol y claro, hinchar por la selección favorita de cada uno. Aunque del otro lado del muro, los gobernantes no crean en Navidad ni en recogimiento religioso  ni  en Brasil 2014, a la hora de bombardear.
Muhammad no se queda atrás, juega al balón pie, es ágil, alegre. En medio de la ocupación israelí, las ilusiones crecen a la par del deporte mundial..Sus padres lo vigilan, con cariño, con sabias enseñanzas, con los valores de la religión.
Este mes de ramadán. Muhammad se ha concentrado más en sus tareas, es estudioso. Apenas adolescente, con dieciséis años ya está a punto de concluir el bachillerato palestino. Va a graduarse de Técnico en electricidad. Con gran alegría ha estado reemplazando los  bombillos en las calles cercanas a su casa en Shefat para recibir el mes de Ramadán. Es muy querido por su comunidad, un ejemplo.
Mohammad estudia y brilla en Escuela Industrial de Allothari. Bueno en todo. Preocupado de la familia, de los amigos, de Palestina. Fervoroso en la fe.
El 2 de julio termina la historia presente de Muhammad. Ese día, a las 3:45 de la tarde, salió a la Mezquita, al primer rezo. En la tienda de siempre, esperó por sus amigos. Pero no habría tiempo del último encuentro. No vería la inauguración del mundial en diez días.
Cual bestias salvajes unos seres sin almas te atacaron. Eran muchos cobardes contra tu valentía, Mohammad. Tras los golpes contra tu cuerpo, contra tu dignidad, contra la esperanza de tu pueblo milenario, Niño Jesús de hoy, fuiste insultado, martirizado con torturas y  fuego.
La bestia sionista, apagó la luz de tus ojos infantiles; acalló la voz de tus gritos juveniles. Pero tú vivirás en miles, en millones, Mohammad, mi niño Palestino.

martes, 8 de julio de 2014

Fútbol y realidades. El Sur resiste



Difícil no escribir sobre fútbol en estos días, cuando las semifinales del mundial se acercan. Cientos y verdaderas pueden ser las críticas a la empresa que promueve este súper espectáculo que desde las eliminatorias a la final consume dos años y despierta todo tipo de pasiones en las variadas edades del ser humano: Desde bebes a adultos. La palabra gol es universal y fácil de pronunciar.
Por más que la híper corporación FIFA imponga sus criterios consumistas, en el ánimo de las mayorías, encantadas por el deporte rey, está el pisar el país sede del próximo torneo de mayores. Y en el de las trasnacionales que los equipos grandes, en especial los europeos acaparen la atención y con ello vender más sus productos, dado que son esos países quiénes más capacidad de consumo poseen. Los europeos compran de todo y viajan a cualquier lugar del mundo para hinchar por su equipo. Compran y dan todo, hasta doble nacionalidades para que connotados jugadores africanos completen sus menguadas oncenas.

Ese vende y compra. Dónde un jugador es subastado en el mercado cual obra de arte, hace que año a año, el fútbol va perdiendo aquellos jóvenes portentos que con pundonor llevaban la bandera de su país y también las posiciones críticas ajustadas a la situación, al contexto, a la realidad. Las fabulosas sumas de dinero que se pagan por fichar a los astros, generalmente los reducen a gladiadores para la diversión y le van quitando el talante ejemplar para los niños y jóvenes. Se les admira por lo que ganan en dólares y euros más que por que por los valores humanos que proyectan. Al menos, todavía unos lloran por perder o ganar. Y ya se les está condenando por eso. Pero seguiremos tras el balón del mundial.

Porque, no obstante la FIFA y las corporaciones occidentales, un mundial en el Sur, como el de Sudáfrica y el de Brasil, siempre será un triunfo para este lado del mundo, por ser la forma más directa de decirle al norte que aquí también tenemos capacidades humanas, técnicas y grandezas que mostrar. Eso les duele, y allí la explicación del porque tantas trabas para que los dos últimos mundiales no se efectuaran en el Sur, que “También existe” y resiste.

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