domingo, 22 de febrero de 2015

Los sediciosos



Todo intento de golpe de estado, asalto al poder es anticipadamente planificado por autores intelectuales que se creen investidos de un liderazgo sobre un grupo que está dispuesto por disciplina o convicción acompañarlo.
El poder atrae a propios y extraños. Unos lo ven como el instrumento para implementar políticas a favor del pueblo. Principalmente centradas en la distribución del ingreso, en el respeto a los derechos civiles. Esto la ven el poder como el medio para crear oportunidades para todos.
Otros creen que el poder es un mecanismo personal, para enriquecerse, para controlar a los demás sin respetarlos, para poner las riquezas al servicio de una elite o para vender un país al mejor postor. Desde 1989, en América, un buen número de pueblo optó por la primera. Por darse el poder para vivir, para el bienestar social.
La segunda, los que creen que el poder le es hereditario, llevaban siglos gobernando –en Venezuela desde 1830 –, y eran tan totalitarios, tan sectarios y discriminantes que decidieron acabar físicamente con toda gente que se les opusiera.
Hasta que llegó el pueblo, con liderazgos surgidos de él; con una Constitución nacida de él; con una Revolución Constitucional para hacerse por la vía de la paz, la democracia, las elecciones del poder popular y conservarlo para que erradicar definitivamente la pobreza.
Hay pocos que no lo entienden, y buscan con la complicidad imperial acabar con la decisión del pueblo del Caballo Irredento que galopa a la izquierda. Son los sediciosos, que serán derrotados.

sábado, 7 de febrero de 2015

Chile 73, Nicaragua 1989


El escenario montado por la CIA en Chile para derrocar a  Salvador Allende a fin de evitar que el primer presidente socialista electo en América pudiera ser un paradigma a imitar por los países vecinos, es de todos conocidos. El propio Estados Unidos ha desclasificado los documentos anteriores al golpe. La Operación Chile realizada de 1970 a 1973, fue ejecutada con ordenes del propio Presidente Nixon.
El asesinato y asedio de los dirigentes socialistas en posiciones de poder,  es común en la historia de los países del Sur. La lista en África, América y Asia es larga.
La experiencia en Chile y Nicaragua, demuestra que la esencia para un golpe de estado de derecha de connotaciones ideológicas tiene dos ingredientes: Re potenciar el fanatismo  del sector opositor radicalizado, satanizando al sector de izquierda. Para ello posicionan la imagen de socialismo o al comunismo como adverso a la democracia, así haya llegado al poder por elecciones.
El segundo ingrediente es anular al sub sector menos duro de apoyo al gobierno de izquierda bien para que no acuda a jornadas electorales, defensa del gobierno o bien para que se resigne a la salida por la fuerza. En el caso Nicaragua, dado la resistencia exitosa del sandinismo contra la violencia política, la derecha, jugó al escenario electoral, sin abandonar la desestabilización, como única salida no para sacar al Sandinismo, sino para, en su discurso “convivir en paz”.
En Chile, la CIA estaba clara que la única manera de acabar con Allende y su legado era una andada militar sin precedentes, que aniquilara a sus más radicales seguidores e instaurará una dictadura totalitaria que eliminará toda disidencia.
En Nicaragua, EEUU, sabía que el estamento militar había pasado también por un proceso revolucionario y no se prestaría para ir contra sus propios connacionales. Por ello opta por la compra de voluntades provenientes del sandinismo y sus aliados, como la propia candidata y luego presidenta Violeta Chamorro, viuda del anti somocista Joaquín Chamorro. Aquella en un primer momento apoyo la revolución y luego se convirtió en encarnizada enemiga, por lo cual la pusieron como líder de la Unión Nacional Opositora (UNO).
El poco tiempo de Allende en el  poder le impidió conformar una unión cívico militar. Por otra parte, el aparato comunicacional internacional de derecha creó un cerco contra su gobierno. En el caso del sandinismo, una de debilidades aprovechada por la derecha para neutralizar a la militancia fue el factor económico. EL gobierno, muy ocupado en defender la Revolución ante la Contra Armada por EEUU, no tuvo tiempo para dedicarse a reactivar el aparato productivo, los subsidios, la política monetaria y combatir los viejos vicios de la burocracia y la corrupción.
En ambos casos, sendos legados marcaran el rumbo y el regreso. Los chilenos durante 15 años no cesan las protestas contra la dictadura, y no caen en el juego perverso de los indicadores macroe conómicos. En 1988, por la vía pacífica electoral sacan al dictador y paulatinamente le van quitando todo poder militar.

En Nicaragua, tras 16 años de gobiernos de derecha, que aniquilaron todas las conquistas en salud, agricultura y educación, el sandinismo vuelve por la vía electoral. Él proceso de asunción caída y regreso del Sandinismo al poder es un caso oportuno de profundizar en sus errores y aciertos.

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