Yo no pude asomarme desde Puente Llaguno


No voy a hacer una crónica de un héroe. Sólo un ejercicio de memoria fruto de las conversas que año a año, en cada abril.

El 10 de abril había sido un día de agitación mediática. Desde temprano Venevisión, RCTV, Televen, CMT Canal Metropolitano (quebrado), Meridiano, Vale TV y Globovisión emitían una y otra vez el llamado a la "Gran Marcha". De igual modo se comportaban los circuitos radiales muchos afiliados a las televisoras. Por supuesto, los tabloides tradicionales apuntalan a diario las elaboradas noticias negativas. El Nacional, El Universal y 2001 lideraban la prensa escrita.

Todo esta marabunta televisada y radiada se catapultó a partir de la aprobación de las leyes habilitantes en la áreas de hidrocarburos, finanzas, agricultura y tierra que provocaron que la clase empresarial aliada de manera inédita con la otrora central obrera, CTV, lanzara el primer paro el día 10 de diciembre, el cual inflaron en las pantallas, perifonearon en los transmisores y panfletearon en los diarios. Para entonces, ya se le veían las costuras al Señor Miquelena, magnate en el gobierno que manifestaba sus reservas con la Ley Habilitante. En febrero de 2011 renunciaría al gobierno para sumarse sin tapujos a la contrarrevolución.

En Nueva York anunciaron el golpe

Por esas situaciones de la vida, y gracias a una visa gringa de las viejas de duración "indefinida" (ya invalidadas) pude ir a visitar a unos grandes amigos en Nueva York. Por allá se encontraba el dibujante Omar Cruz y otros que me invitaron a un evento llamado "Democracia y Medio de Comunicación en Venezuela" celebrado en algo llamado "Sociedad de las Américas".

--Para que te des cuenta en que andan los escuálidos, Reinaldo.

Era un evento elitesco, la entrada valía sus buenos dolares. Mis amigos estaban muy informados porque me hablaron cosas de Miquelena que meses después me di cuenta que eran muy ciertas.
Entre los ponentes al evento estaban las siguientes joyitas: Alberto F Ravell, Andrés Mata, Miguel H Otero, Patricia Poleo, Ibelise Pacheco y nada menos que Carlos Andrés Pérez. Aquello era una orgías aplausos cada vez que esta gente tomaba la palabra. Cuando le llegó el turno a la Señora Pacheco, casi con lágrimas en los ojos, se dirigió a aquellos venezolanos que habían pagado por oírlos hablar pestes de su país, allí dijó lo que venía:

-Esta pesadilla se va a terminar en los próximos días. Vamos a devolverle a Venezuela la libertad y la democracia muy pronto saldremos de la tiranía.

Y los que estábamos allí, que habíamos hechos preguntas que sacaban de quicios a los magunches exponentes comentamos:

--Estos carajos como que tienen montado un golpe de estado.

Como anécdota de aquella incursión, recuerdo que le di la oportunidad a Andrés Mata y a Ravell de mentir elegantemente.

Yo había sido columnista semanal de El Universal hasta que después de 37 semanas indignado por el irrespeto que el Partido Primero Justicia hizo en el Panteón Nacional, escribí sobre eso. Pues supongo que Julio Borges, Capriles y López presionaron para que me sacaran. El jefe editor de Andrés Mata, un señor de apellido Maíta me envió un correo en el cual me avisaba que "por razones editoriales hemos decidido prescindir de sus escritos semanales". Por cierto, esos artículos en teoría debían haberseme pagado, asuntos que jamás hicieron ni han hecho. Le comenté a Mata esa censura y el hombre al borde de la ofensa me aseveró "Apenas llegue a Venezuela te llamo para que retomes tu columna".

Y como le pregunté a Ravell por qué no había programas de gente no opositora en Globovisión, el hombrecito me ofreció "un programa semanal".

Claro que a ninguno le creímos. Ellos estaban seguros que "pronto acabaría la pesadilla", osea el Sueño Bolivariano. Al finalizar el acto, nos prometimos hacer llegar un informe de aquella pre celebración a alguien del MVR. Así se hizo.
Era mediados de marzo de 2002. Ya para entonces algunos altos oficiales habían comenzado el goteo. En abril creció la tensión.

La Marcha desviada

En el piso 5 del Edificio Faces de la UCV, en la dirección de la Escuela de Estudios Internacionales varios docentes y estudiantes seguíamos los hechos. Los noticieros y los rumores anunciaban que la marcha de la oposición había sido ilegalmente desviada a Miraflores. Entre los profesores de inmediato nos vino a la mente el formato derechista de la revoluciones de colores.

--Esta gente va a dar un golpe de estado --Fue el comentario general
--La marcha viene por la autopista, a la altura del puente --Comentó una profesora que tenía un hermano Ministro --Parece que le dispararon desde el puente y hay heridos.

Allí estaba un profesor ultra escuálido que no ocultaba su sonrisa, y que luego supimos pretendió autonombrarse director de la escuela. Ese modus operandi de los oposicionistas imitando a Carmona se puso de moda el 12 de abril. Hasta un ex cantante se proclamó director de la Casa del Artista.

Tal vez eran la una de la tarde del 11 de abril. Casi al unísono decidimos irnos a Miraflores. "Que el pueblo proteja al Presidente". Nosotros éramos, como hoy, pueblo. También se escuchaba que los dirigentes del MVR llamaban a la militancia a la Avenida Urdaneta.

Yo me monte junto con tres profesores en un carro que pertenecía a uno de ellos. Tomamos la vía de la Puerta Tamanaco, no se veía ya rastros de la marcha. Subimos por la Avenida La Salle, Andrés Bello. Las calles lucían inquietas, el ambiente era tenso. En el elevado de San Bernandino baje el vidrio y grite como para alegar el pesimismo que a veces nos embargaba:
--Vamos a proteger la Revolución, a Miraflores, a Miraflores.

La gente subía a granel. El movimiento era fuerte a partir del Puente de la Avenida Fuerzas Armadas. Aquello nos animaba. Caminamos saludando e indagando en vía hacia el Banco Central. Nos encontramos gente que trabajaba en Palacio que hablaba con un optimismo moderado. En la esquina de la Vicepresidencia nos alegró ver un batallón de la Guardia Nacional con cara de que iban a defender las instituciones del gobierno.

Los diversos grupos iban arribando: Círculos Bolivarianos, estudiantes, motorizados, brigadas, pueblo en masa. Una multitud casi impedía avanzar más allá de la esquina del Ministerio de Finanzas y el Correo de Carmelitas. Nos encontramos a una medico amiga, bolivariana que se unió a nuestro grupo. Las conjeturas iban y venían.

--Vamos hacia El Calvario, por allí viene un tolete de la marcha --decía alguno
--Llegaron la ballena y el rinoceronte de la metropolitana
Y de pronto un bullicio. Correrías. La amiga medica se alarmó, y con esa pericia propia de los profesionales juicioso de la medicina, salió corriendo hacia adelante.
--Tiros, disparos --Gritaba la gente

Confusión total. La amiga medica regresa y nos dice
--Hay un herido de gravedad --Voy ayudar nos vemos más tarde
El pelotón de la guardia continuaba frente a la Vicepresidencia. Un estudiante digo
--Mire Profesor, guardia es guardia. Yo no confío mucho, uno no sabe a quien obedecen.
Caminamos hacia Puente Llaguno. Alguien de Palacio nos advirtió que había francotiradores. Como pudimos llegamos cerca del puente. Pero era imposible acercarse a las rejas, mucha gente. Lo que si puedo afirmar es que dichas rejas no estaban cubiertas por nada como aparece en el vídeo de Venevisión.

--Agachense, aganchense

Tiros, zumbidos. La metropolitana de Peña había entrado en acción. Un cuarteto de bolivariano sacó una pistolitas en nada comparable con las de los PM y les hizo frente sin ángulo de tiro buscando intimidarlos. La gente se tiraba al piso. Por la rampa escalera que sube por el restaurante que vende pescado frito venían a toda velocidad compatriotas cargando cuerpos agonizantes o ya muertos. No era posible asomarse desde Puente Llaguno, por simple cuestión de seguridad. Pero era todos sabíamos que los pocos marchitas que llegaron al Centro de Caracas intentaban subir al Palacio subiendo por la Plaza Oleary, sólo la PM y los francotiradores estaban en la Baralt.

Retrocedimos hacia Min Finanzas y vimos como el pelotón de guardias salía en perfecto orden. Los que aún creíamos que estaban de nuestro lado jurábamos que iban a poner a su sitio a la PM. Resulta que les habían dado la orden a ellos y a los que estaban en El Calvario de retirarse y dejar a los chavistas solos a la buena de Dios y bajo los tiros de la canalla.

Necesitamos información. Los celulares estaban sin batería. Eran las 4 pm. Llegamos a un restauran cerca del Ministerio de Educación. Allí pedimos vinagre para parar un poco el gas lagrimogeno que había en el ambiente. Allí vimos al Comandante hablar en cadena nacional. Celebramos cuando ordeno cortar la señal a la tv golpistas y nos angustiamos cuando observamos que le dividian la pantalla. La gente gritaba:

 --Golpitas, golpistas.

Salimos de allí. Bajamos por la calle de los Masones. En un televisor de un negocio abierto vimos el el vídeo de los generales traidores a la Patria, los Preñado de "Buena Voluntad".

La noche se vino sobre Caracas. La gente cruzaba las calle del centro expectante. Las lágrimas de rabia empezar a salir de los rostros de los protectores de la Revolución. No era resignación, era la rabia, la ira, la indignación.

--Esto es un golpe digo uno de los profesores. Aquí hay que prepararse para la resistencia. Pero esta noche hay que estar alertas o nos meten en un estadio como le hicieron a los chilenos cuando tumbaron a Allende. Que nadie se deje matar porque hay que vivir para salvar la Revolución.

No nos alegamos de la Avenida Urdaneta. Cerca del Puente de la Fuerzas Armadas entramos a la casa de una familia amiga y no calmo la angustiosa hambre con una arepas rellenas. VTV trasmitía con dificultad algún documental de animales de la sabana africana. Era evidentemente que ya había sido tomado. Poco tiempo después apareció fugazmente uno de los diputados bolivarianos intentando decir que conservamos Miraflores. Rayas, colores y fuera del aire. Fue lo último que trasmitió VTV aquel día. A partir de allí la historia es conocida.

La Avenida se puso oscura y fría como nunca. Los celulares ya estaban cargados y varios con saldos. Se desató la mayor cantidad de mensajes de textos de la historia de la compañías celulares en Venezuela. 

La esperanza es una fuerza muy grande cuando la comparten millones. No todo estaba perdido. Como nosotros habían millones que desde todos los rincones de la Gran Caracas tenían la mano puesta en la cerradura para hacer algo y pronto.
Luego le cuento mis memorias del 12 de abril.
@bolivarreinaldo

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