No se harán esperar las voces de condena contra el gobierno de Trump
por el asalto a la Sede de la Embajada de Venezuela en Washington.
La presencia del Reverendo Jesse Jackson, connotado defensor de los derechos humanos y
reconocido líder del Partido Demócrata, frente al edificio sede la embajada,
portando alimentos y agua para los activistas estadounidense, que con permiso
del gobierno venezolano, resguardaban la legalidad internacional, lanza un
mensaje y advertencia moral al concierto internacional de los estados naciones:
EEUU está llevando al mundo a una situación de anarquía.
Así mismo, el afamado pensador estadounidense Jean Petras, ha sido lapidario al
referirse al asedio a la embajada: “Tres chiflados están dirigiendo la política
exterior de Trump”, haciendo alusión a Pence, Pompeo y Abraams.
Sería redundar citar las pisoteadas Convención de Viena sobre
Relaciones Diplomáticas, y la de Consulares (1961 y 1963). Ya en marzo pasado, el
gobierno de Trump permitió la violación del edificio sede del consulado
venezolano en Nueva York. Lo que ahora está en juego es la coexistencia y el
respeto mutuo entre los gobiernos del
mundo.
Los recintos diplomáticos, desde el Siglo XVI se han ido tornando en territorios sagrados, inviolables aún por encima de los templos religiosos. En plena guerra son verdaderos reductos de paz y protección que hasta las más terribles tiranías han respetado. El gobierno venezolano, ejerce un fiel respeto a la institución a los recintos diplomáticos. En la actual situación nacional, varios oposicionistas, aún con sentencia por delitos comunes firme han entrado como huéspedes a residencias de países acreditados en Caracas, los gobiernos emisores puedan dar fe del cumplimiento de Viena por Venezuela. Las autoridades venezolanas igual han asegurado que los locales diplomáticos de EEUU en Venezuela, gozan de todas las garantías de inviolabilidad.
Los recintos diplomáticos, desde el Siglo XVI se han ido tornando en territorios sagrados, inviolables aún por encima de los templos religiosos. En plena guerra son verdaderos reductos de paz y protección que hasta las más terribles tiranías han respetado. El gobierno venezolano, ejerce un fiel respeto a la institución a los recintos diplomáticos. En la actual situación nacional, varios oposicionistas, aún con sentencia por delitos comunes firme han entrado como huéspedes a residencias de países acreditados en Caracas, los gobiernos emisores puedan dar fe del cumplimiento de Viena por Venezuela. Las autoridades venezolanas igual han asegurado que los locales diplomáticos de EEUU en Venezuela, gozan de todas las garantías de inviolabilidad.
Hasta la toma de la embajada gringa en Teherán en 1979, con todo y
los justos reclamos de sus dirigencia, no fue bien vista por el resto del
mundo. Pero en el caso venezolano, EEUU atenta y golpea al multilateralismo y
sus expresiones jurídicas, ni siquiera se cuidaron las autoridades gringas de
afectar a sus propios connacionales –custodios de la embajada-- agredidos por
extranjeros
Puede un gobierno como el de Trump, en manos de chiflados, reconocer
a un gobierno ficticio; pero eso no le da derecho a invadir recintos
diplomáticos. La embajada venezolana en Washington es reconocida como tal por
más de 120 estados naciones que mantienen relaciones con el gobierno legitimo y constitucional del Presidente Nicolás Maduro. La invasión al edificio
diplomático menoscaba la propia coexistencia internacional.
Bien pudo Trump regalarles unas oficinas a sus amigos
autoproclamados, en lugar de permitir que agredieran a sus connacionales
estadounidenses. Pero está demostrado que prefiere seguir provocando y robando
los bienes y capitales del pueblo venezolano. Total, si es capaz de invadir
militarmente a un país entero, poco le cuesta desalojar un local diplomático.