El Referendo separatista de Sudán y las recientes elecciones conflictivas en Costa de Marfil vuelven a poner a África sobre el tapete de las noticias que interesan a los amarillistas.
Es muy difícil entender la situación política africana cuando es evidente que existe mundialmente una estrategia comunicacional para ocultarla, mientras en sus empobrecidos países se aplica un neocolonialismo cuya uno objetivo es convertir al gran territorio de 30 millones de kilómetros cuadrados en una proveeduría de alimentos, madera, agua, de piedras preciosas, de cacao, petróleo. Gracias a África en este momento comen en Europa, hay energía suficiente en China y en la India. Pero es la relación con Europa con su política de cooperación no reembolsable la que ha llevado a niveles críticos a más de una veintena de países. Europa y Occidente están muy preocupados de la “paz” en África, pero apenas interesados en los mil millones de personas que la habitan y en nadase benefician de la extracción indiscriminada de recursos en sus tierras.
Hay quienes pretenden hacer una caracterización imparcial de las potencias en África y para bajar el grado de culpabilidad de Europa Occidental busca equiparar a ese continente con China, Irán la India y hasta con Brasil. Es imposible tal parangón porque la política de Europa, de las protagonista de la Conferencia de Berlín 1884 ha sido rapaz, de imposiciones, de colocación de trasnacionales que no dejan tecnología que no generan empleos, mientras China y los otros vienen labrando un nuevo tipo de cooperación complementaria, fruto de negociaciones más equilibradas en los foros creados para tal fin.
Los nuevos métodos
Decir que los elementos religiosos y étnicos son las causas de las divisiones y conflictos en África es una gran falsedad. En África conviven o coexisten musulmanes, animistas y en menor medida los cristianos. Un ejemplo concreto es Etiopía donde musulmanes y cristianos ortodoxos son casi partes iguales y conviven ecuménicamente sin problemas.
Por supuesto, que los interesados en la conflictividad violenta azuzan los factores étnicos. Crean la situación bélica y mientras, las trasnacionales no paran en la extracción de las riquezas, como el caso del coltan en la República Democrática de Congo, o del cacao en Costa de Marfil (primer productor mundial del rubro).
Los africanos a través de sus organizaciones regionales desde los años 1960, y más recientemente desde 2000, vienen bregando por la unidad del continente, por unos Estados Unidos de África. Serenamente los africanos habían venido dando pasos importantes en la superación de los conflictos bélicos, bajado de casi veinte en 2002 a unos 5 en 2009.
De pronto, volvió la violencia. Las elecciones manchadas de sangre Kenia, en Zimbabwe, los golpes de Estado en Guinea, Madagascar, Mauritania, Níger, el asesinato del Presidente de Guinea Bissau, lo conflictividad al Sur de Nigeria, por citar algunos casos. Así tenemos que cuando los africanos parecían dirigir la atención a políticas para la integración y el desarrollo debieron voltear su mirada y concentrarse en los nuevos conflictos. Un volver a empezar que se antoja eterno y angustioso para un continente que quiere avanzar.
Sudán y Costa de Marfil
En 2005, la dirigencia de Sudán parecía haber encontrado la vía hacia la paz duradera al alcanzar un acuerdo entre el norte y e sur de distribución de las riquezas en parte iguales y un referendo por la unidad. No obstante, el imperialismo, el sionismo trabajaron para que esto no fuese así, y hoy Sudán está al borde de la división, y surgirá el país más pobre del mundo.
En Costa de Marfil, la presión llevó a realizar unas elecciones aún crudas en su organización pero obligadas por circunstancias y la presión internacional.
Venezuela y África
Desde el año 2005, a través del Viceministro para África de la Cancillería de Venezuela, el país viene poniendo en orden las relaciones con África, interesándose en ella, creando unas relaciones de doble vía para beneficios de los pueblos en los múltiples sectores de la complementariedad y la cooperación. Sin esta estructura creada por el Presidente Hugo Chávez, la política exterior con África no hubiese pasado más allá del nivel en el cual estaban en 1999.
Venezuela se ha erguido como el gran ejemplo para América, después de Cuba, en un modo de política basado en la pluripolaridad, el equilibrio internacional, la lucha contra la pobreza, la inter culturalidad. Un modelo diametralmente opuesto al de las potencias colonizadora y neo colonizadoras. Desde este país se ha planteado las vías para la integridad del continente Madre con Suramérica, en un empeño por hacer palabra viva la consigna “Sólo el Sur salva el Sur”.
Por eso inquieta y preocupa la nueva arremetida imperial, para por vía de la secesión, de la legitimación de golpes de estado por vía electoral, por estrangulamiento económico y la estrategia de ocultar África al resto de los países del Sur para alcanzar la neo colonización de ese continente, en varios casos con la complicidad de élites enquistadas por el apoyo occidental en el poder.
Es la hora de retomar los principios unionistas y progresistas del Africanismo y Panafricanismo. Los principios de los padres fundadores que se apoyaron en el Socialismo Africano.