Los grandes
movimientos sociales empujaron las independencias en América, áfrica y Asia. El
poder impuesto de manera estructural en estos continentes tuvo dos objetivos:
Garantizar la extracción gratuita de las materias primas de los territorios invadidos
a la metrópolis y mantener en situación de inamovilidad a la población
originando el racismo estructural.
Esto
ameritó una lucha anticolonial, primero
protagonizada por pueblos originarios muy organizados. En América, culturas
como la Azteca y la Maya tuvieron avances militares que permitieron una
importante ofensiva que solo fue vencida por traiciones y divisiones internas;
intereses individuales y en varios casos por endoracismo. Los incas igual
opusieron resistencia, no obstante ya habían caído en la división que les
costaría toda una nación.
La
defensa más tenaz fue la de los caribes. Para vencerlos Europa uso todo su
poder de muerte y crueldad. Más del 90% de los pueblos originarios de América
fueron aniquilados. En África, se registraron importantes luchas desde el siglo
XV con la reina Nzinga de Angola. Un 60 % de los africanos murieron a causa de
la esclavitud. Europa debe pagar por estos holocaustos.
La
primera unidad antiimperialista América – África se da con la incorporación de
la diáspora africana a la lucha por la independencia abiayalana. El segundo
reencuentro se produce con la creación del Panafricanismo en el Caribe, que
será el germen de la descolonización africana.
Luego
de la descolonización, América y África
han sido alegadas. El Neocolonialismo necesita mantener sus objetivos históricos.
Las nuevas luchas son debilitadas por el racismo estructural e institucional
enquistado en los estados, gobiernos, organizaciones y lamentablemente en la
educación formal y en la familia.
El
tercer reencuentro parecía ser el Foro de Cooperación América del Sur – África,
que tuvo sendas cumbres en Nigeria, Venezuela y Guinea Ecuatorial. Se buscaba
por fin las puertas definitivas del retorno.
El
Norte continua con los mismo dos objetivos, solo la voluntad activa,
consecuente y permanente del Sur podrá superar el neocolonialismo y la
discriminación estructural que siguen siendo una pesada ancla para el
desarrollo humano y de los pueblos.