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martes, 18 de agosto de 2020

De George Floyd a la guerra total contra el sistema mundial imperante

 

Sepelio de George Floyd


De George Floyd a la guerra total contra el sistema mundial imperante

Cuatro jóvenes blancos y uno negro, ruedan por las calles de Bristol la pesada estatua de bronce del esclavista inglés Edward Colston, a la que poco antes habían derribado de su pedestal. 

Una multitud de personas, en su mayoría blanca, aplaude a rabiar cuando la descomunal escultura cae al lago, Con ella cae también el velo de una historia europea que premió al esclavismo por siglos. Colston es el emblema de una Inglaterra que en los siglos XVI, XVII y parte del XVIII apoyó con sus barcos el tráfico esclavista, y que llevó esclavizados de África para sustituir a los originarios muertos o desterrados del Caribe Insular. 

Colston es el símbolo de aquellos que invierten sus fortunas de sangre en limosnas como construcción de hospitales y templos. Imagen de una Gran Bretaña que se ha negado a reconocer el genocidio indígena y africano cometido en esos siglos, por lo que no acepta reparar el daño histórico causado. Todavía sus gobernantes contratan asesores que sostienen que las personas negras son “intelectualmente inferiores”.

Derribar estatuas es un poderoso símbolo de cambio. En 2004, la de Cristóbal Colón fue juzgada y arrastrada en Caracas para dar el mensaje de liberación del yugo colonial. Si “300 años de calma no bastan”, 500 son absolutamente insoportables. Sin embargo en Venezuela todavía quedan sitios públicos con nombres que retrotraen al sometimiento y genocidio que trajo consigo la colonia, verbigracia la principal autopista de Caracas, en cuyas postrimerías como reviviendo un río sangriento de memoria histórica, fue quemado por los herederos de la opresión, el negro Orlando Figuera.

Casi a la misma hora, de ese día 7 de junio de 2020, año primero del Coronavirus, en la ciudad de Ghent, Bélgica, la escultura del rey Leopoldo II, era pintada y quemada, por un grupo multiétnico de manifestantes  que se unía así a las protestas por el asesinato de George Floyd en EEUU. De esta forma, se adelantaban a la decisión de la alcaldía de Bruselas, solicitada por más de 30 mil ciudadanos, de retirar todas las estatuas de Leopoldo II de la llamada Capital de Europa. 

Leopoldo II fue el bárbaro rey belga que se apoderó de los territorios del Congo, y en unos 20 años exterminó a 10 millones de africanos, e hizo cortar la mano a un número igual, como sanción por no llevarles a sus esclavistas “caucho”. Fue también el promotor principal del cruento reparto europeo de África en la conferencia de Berlín (1884-5)

Los videos de la mega marcha en Washington muestran a decenas de miles de personas negras, blancas, asiáticas, latinas en gran unidad étnica, demandando justicia, libertad e igualdad. El negricidio contra George Floyd no solo levantó a la negritud, a la afrodescendencia, sino también a todos los “condenados de la tierra” (Fanon), a “los miserables” (Víctor Hugo). 

Floyd encendió la llama de una sociedad oprimida, marginada en un país donde la supremacía es ejercida desde su misma fundación optando por el genocidio como instrumento de expansión. Primero los pueblos originarios, luego los pueblos vecinos, y una vez abolida formalmente la esclavitud, y ante el peligro de un crecimiento “amenazante” de la población, el exterminio de la negritud.

A primera vista pareciera que el 13% de la población estadunidense, la descendiente de esclavizados africanos, se ha levantado para exigir el cese de la violencia y la restitución completa de sus derechos civiles, jurídicos, económicos y políticos, tal como lo han hecho en otra oportunidades, en especial en la guerra de secesión, cuando Lincoln apabullado por los hechos quería enviarlos a Liberia, porque no soportaba que fueran “tan iguales a los blancos”, o en los recientes años 1960, cuando miles cayeron abatidos por las armas del segregacionismo yanqui. Hoy en día, la lucha sigue teniendo las mismas razones. 

Los pasos para “incorporar a las minorías”, consisten en hacerlo desde la posición jerárquica, la del “si te nombro, y te creo un cargo existes; además te otorgo un día internacional, un decenio, ergo no soy racista”. La cuestión es más profunda, la igualdad, la equidad son integras, recíprocas, por múltiples vías y sin jefaturas hereditarias.

Las protestas del 19 de abril de 1992 en Los Ángeles, por la muerte del taxista negro Rodney King a manos de la policía, dejaron saldo de unas 100 personas muertas y 12 mil detenidos, todos afro; luego en 1996 la policía mató a sangre fría a Tyron Lewis de 18 años; en 2001, a Timothy Thomas, de 19 años, bajo el mismo método, y por agentes caucásicos. Hubo protestas afro pero la situación sigue siendo la misma. En 2009, con Obama en el poder, matan a Oscar Grant, de 22 años. En 2012, Trayvon Martin de 17; en 2014, Eric Garner, asfixiado por un policía y al mes siguiente, Michael Brown.

Los ocho años de un presidente negro en la Casa Blanca no dieron los resultados esperados por una buena parte de la población afro cuyos derechos humanos están siendo diezmados en EEUU. Algunos pasaron por altos puestos militares, políticos, económicos y diplomáticos, muchos obtuvieron mayor notoriedad en el mundo de la farándula y en los deportes, pero la escena al parecer empeoró y el escenario se perfilaba similar a los tiempos de la guerra de secesión. 

Así una sucesión de muertes impactantes que no han parado y que en los tiempos de Trump pasan por Breonna Taylor, entre otros, en la primera mitad de 2020 y nos traen hasta George Floyd, siendo constantes los excesos y abusos de las fuerzas del orden básicamente hacia la población negra aunados al encubrimiento, amparo y absolución de los culpables. Subrayable también el hecho de que estas muertes son ocasionadas con más frecuencia contra la población joven, en plena edad activa, creativa y reproductiva, es decir, asesinan materialmente el futuro del negro en Estados Unidos. Le asestan certeros golpes a la curva de crecimiento demográfico de los descendientes africanos, tal como exterminaron al 60 % de la población negra durante 300 años, una aterradora limpieza étnica, muy en sintonía con el miedo de los racistas a perder la mayoría poblacional en 2050. 

Sin el esclavismo, la población africana hoy, rondaría los 2000 millones de habitantes, y sin el genocidio, la nuestroamericana, los 800 millones. Ese genocidio también incluyó la desaparición de avanzadas culturas y tecnología que estaban en constante evolución, algunas iguales o superiores a las del resto del mundo. Los trescientos años de calma, fueron en realidad trescientos años de vacío y estancamiento tecnológico para las culturas áfrico – americanas,

¿Ahora bien, qué hace tanta gente caucásica y no negra en esas protestas? ¿Puede el 13 % de la población hacer temblar al gobierno corporativo de EEUU? Porque estemos claros, no se trata de quién sea presidente de la potencia del Norte.

Trump ha continuado la misión de detener el crecimiento de la población no caucásica, en un desesperado intento por evitar lo inevitable: en el 2050. Según proyecciones demográficas, la población blanca será minoritaria frente al conglomerado de los otros grupos étnicos que, de unirse ante la discriminación, desplazara del poder político a los tradicionales demócratas y republicanos. 

La campaña de este hombre de color naranja en 2015 consistió en conquistar a los blancos pobres, y hacerles sentir que los migrantes les están quitando sus puestos de trabajo. Que un blanco bien puede trabajar de camarero, vendedor, plomero y heredar a sus hijos un futuro mejor, en el que los negros ocuparían esos puestos laborales indeseados, mientras la tecnología se desarrolla y también desplaza a esta clase indeseable, en sintonía con la teoría del “horror económico” (Forrester), en donde por el rápido camino de la tecnología para el trabajo, cada vez harán falta menos “pobres en ascendencia” para cargos en el sector servicios, finanzas, agricultura. Se le aceptará solo en los cuerpos policiales y de seguridad, y de seguro con las condiciones de los años anteriores a 1960. 

La estrategia de colocar a los oprimidos del capital como “carne de cañón” en las guerras, también quedará de lado, por el desarrollo de tecnología militar. Como ejemplo, los drones y los aviones no tripulados; no están nada lejos los robocops para sustituir efectivos policiales. Los pobres cada vez son menos necesarios para hacerse rico. Pero, de manera insólita y causando desesperación en círculos hegemónicos, sigue creciendo su número en el Norte y esto se convierte en una amenaza política para conservar el poder, incluso porque también está sucediendo en los pobres países del Sur.

A primera vista, parecía una nueva ola de protestas negras, afroestadounidenses, apoyadas por algunas ciudades europeas en las cuales se han flexibilizado las cuarentenas –los manifestantes llevan en su gran mayoría tapaboca, lo cual indica su nivel de organización y conciencia-- Pero una ojeada por años de historia mundial nos da importantes indicios de que no todo es tan blanco y negro.

Las protestas contra el G7

El Grupo de los 7 (G7) es el club del país económica y militarmente más fuerte, peligroso y agresivo de Occidente (o del Norte, según se vea); lo conforman, según su PIB, Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá. Anualmente realizan una Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en la cual dicta las pautas EEUU.

En los últimos años las rebeliones contra estas reuniones son cada vez más multitudinarias, por lo que cada gobernante del país que alberga el encuentro, debe hacer un despliegue de fuerzas policiales, militares y prohibiciones tipo toque de queda para intentar controlar el clamor anti neoliberal de las miles de personas de los movimientos sociales que de todas partes de Europa y Norteamérica van a decirle a los 7 mandatarios que ya basta de esta manera de gobernar al mundo. La presión popular es tan fuerte que las cumbres se realizan en los lugares más apartados y de difícil acceso.

La del 2019, se hizo en el lejano sitio costero de Biarritz (Francia). Hasta allá llegaron unas quince mil personas para protestar contra las políticas económicas y climáticas aplicadas por las principales naciones industriales del mundo. Los videos y fotos de las agencias noticiosas, muestran que los había de todo el espectro étnico del “del pequeño género humano” (Simón Bolívar), blancos, negros, indígenas, asiáticos, oceánicos, mezclados, mujeres y hombres y mucha gente joven. En esa ocasión una bien apertrechada policía lanzó sofisticadas granadas de dispersión sobre la multitud. El capitalismo podrá no gastar mucho en vacunas contra enfermedades físicas endémicas, pero no repara en invertir en costosos armamentos “solo mata pobres”.

En junio de 2018, en Quebec (Canadá), cientos de policías rodearon a la multitud de manifestantes que con la consigna “El G7 no nos representa” intentaban llegar al sitio donde se realizaría la 44° cumbre capitalista. Como siempre, los jefes de gobierno fueron parodiados con gigantescos títeres, un emblema propio de las protestas mundiales contra el G7 que indica que se trata de un ideal común, de una idea fuerza que recorre la humanidad.

En 2019, el alza del combustible y los impuestos en Francia fue el elemento detonante que puso en escena a los Chalecos Amarillos, un inmenso grupo de gente asalariada cuyo poder adquisitivo muchas veces no le alcanza para vivir en el país de Macron. Las protestas que comenzaron siendo de clase media, rápidamente se extendieron a la clase baja, a los más empobrecidos. 

La represión gubernamental rápidamente apareció para amedrentar y perseguir a los organizadores. Los Chalecos Amarillos, constituidos por todos los grupos étnicos cuyo principal vínculo es la creciente miseria y exclusión, se extendieron a países vecinos como Alemania, Italia, Bélgica y España. Las calles de Francia en 2018, incluyendo los Campos Elíseos, conocieron el calor del fuego real de la protestas de los miserables multicolores que pululan por doquier en un país que aún sigue vendiendo como imagen las luces de una vieja torre de hierro.

Ya en España entre 2011 y 2015 los Indignados y el Movimiento 15 M, habían sacudido los cimientos de un modelo neoliberal que deja en la calle a decenas de miles de españoles y migrantes, las coloridas imágenes fotográficas en la Plaza del Sol son testigos de la confluencia de nacionalidades que protagonizaron aquellas “sentadas”. 

En Nuestra América, jugando parte de la periferia de los centros de poder capitalista, se genera también resistencia al neoliberalismo. En 2019, la gran prensa no supo cómo titular el día en que los jóvenes en Santiago de Chile, se negaron a pagar el alza del pasaje del metro. El país se convulsionó cuando el pueblo puso en jaque a un modelo de concertación política que solo beneficia a los aduladores del capitalismo. En Ecuador, multitudes de obreros, indígenas y mestizos se alzaron contra un gobierno espejo del neoliberalismo.

Se registraron levantamientos populares en Costa Rica, Panamá, Republica Dominicana, Perú, Colombia, cada uno ocultado por las corporaciones mediáticas.

El miedo al coronavirus había puesto una pausa a todo esto, pero ya los manifestantes toman sus previsiones sanitarias –tapabocas mediante--, para no seguir dándole ventaja a un capitalismo que transformó el virus en un arma que contribuye a lograr su perverso objetivo de “aplanar la curva” de crecimiento demográfico de los innecesarios pobres negros, latinos y migrantes africanos y asiáticos.

¿Quién dirige estas revuelta? ¿Por qué no toman el poder?

Queda claro, que las protestas trascendieron las fronteras de EEUU y se replican principalmente en los países que lideran el modelo neoliberal. El denominador común es la pobreza, es una lucha de los oprimidos. Es una batalla sostenida que en oportunidades tiene detonantes focales que se hacen universales como los asesinatos de personas negras, de jóvenes, estudiantes, mujeres, indígenas, activistas de derechos humanos o de la naturaleza.

En Ecuador y Chile pudo pensarse que los gobiernos de turno caerían, pero no fue así. Algunas especulaciones sostienen que ha sido por falta de liderazgo. Razonamiento lógico dado que la historia siempre ha puesto al frente de las luchas a hombres, mujeres, entornos o partidos políticos, y hasta así lo recomiendan las tesis de izquierda. 

Una lectura diferente se desprende de estas ya estructurales luchas por el cambio, cual es la de no conformarse con una rotación de élites en el poder (M Weber), sino cambiar estructuralmente todo el modo de ejercer el poder y entregarlo a la comunidad, comuna, cumbe, colectividad. Cultivar ahora lideres o lideresas sin la completa comprensión de que el vivir bien no depende de una persona o un partido parece ser lo que subyace en todo esto. No “cambiar para que nada cambie”, sino cambiar desde la raíz a la última hoja, “en pensamiento, palabra, obra y omisión”.

Por ello, las rebeliones han evolucionado, ya no son sectorizadas, porque al final es fácil acallar a un sector, por las balas o por la compra de voluntades, y para ello el capitalismo tiene divisas y bienes de capital destinado a matar o comprar conciencia. Con su creatividad y con sus necesarias explosiones de ira popular se están convirtiendo en el instrumento de formación general para garantizar la unión de los pobres “el proletarios del mundo uníos” (Marx), el “con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar” (Martí), “el bienaventurados los pobres porque de ellos será el reino de la tierra” (Cristo), el “somos un pequeño género humano” (Bolívar), en suma el bien conocido “unidad en la diversidad, diversidad en la unidad” (Tantular).

Esta no es solo una guerra racial, está es la guerra de los que viven bajo opresión, cualquiera sea su color de piel, religión, sexo, diversidad, contra un estatus quo neocolonial y neoliberal que se disfraza y se amolda con discursos y migajas de comprensión. Es la guerra para erradicar los viejos patrones de dominación, para descolonializar, pero sobre todo para desneoliberalizar la humanidad.

Esta es la sostenida jornada mundial de la esperanza activa, no para poner en el poder a un grupo, es una jornada mundial del amor por la humanidad humana (A. Primera)  para ejercer entre todos y todos, el poder que da bienestar a todos y todas. Una larga marcha que avista la recta del desenlace, donde nadie se cansa.

Ejercer el poder público total, en cada espacio y tiempo. En los órganos legislativos, judiciales, ejecutivos; en los estados, departamentos, provincias; en las alcaldías, cabildos, comunas, cumbes y quilombos, universidades, escuelas, cuadras, veredas y familias. Y claro está, en los organismos multilaterales que solo son reflejo de lo que ha de cambiar para hacer posible un mundo en el cual se pueda respirar bienestar y paz.

A rodar todos y todas y hacer caer al abismo del no regreso a las pesadas estatuas mentales que no quieren dejar ver lo que el pueblo viene mirando hace años.


lunes, 3 de junio de 2019

Noruega: ¿Diálogo, mediación o negociación?


Todo se negocia. El nombre no importa. En nuestro ensayo “Venezuela hacia una negociación  inevitable”, abordamos las características de la negociación y del diálogo.

A tenor de la Carta de la ONU, la situación política de Venezuela se refleja en el Capítulo VI, que contiene los mecanismos de solución pacifica de controversia;” la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su elección”.

El dialogo se da entre partes que aún conservan objetivos afines, causas cercanas que le permiten una actitud colaborativa para resolver sus problemas, a veces sin necesidad de acompañamiento. La negociación es un escenario donde las posiciones lucen irreductibles y para destrabarlas se requiere el acompañamiento de un tercero.

En la mediación internacional el tercero ayudar a crear condiciones a las partes la negociación. El mediador tiene como objetivo alcanzar la paz y el compromiso de superar el conflicto. El mediador no resuelve, no impone. Cuando un tercero decide es un arbitraje, otro mecanismo solución al que se acude cuando está agotada la negociación.

La mediación implica equidad de las partes. Vale decir, ambas se reconocen como iguales.. Tiene reglas, como la prudencia, evitar que los representados suban la temperatura con declaraciones o calificativos sobre el desarrollo de la negociación. La negociación es entre nacionales, los demás acompañan, no exigen, no imponen. El mediador debe aclararlo a EEUU y a sus socios en América y Europa. Si no, es una negociación evitativa, sin futuro
La mediación facilita los escenarios para que la parte y contraparte, lleguen a un primer acuerdo de agenda común a negociar. Esto arranca de las expectativas máxima de cada quien, y no debería reducirse a menos de los principios y objetivos del bienestar de la Patria.

La negociación no significa cese de hostilidades, antes bien estas pueden aumentar, en la creencia de que dan fortaleza a la parte agresora, sucede con las agresiones, mal llamadas sanciones.por EEUU y los enemigos del pueblo venezolano

La confianza y credibilidad que generen los negociadores es nodal.  Los principios bolivarianos que significan el bienestar común se contagian, no se negocian

lunes, 20 de mayo de 2019

¿Y después de la invasión a la embajada de Venezuela en EEUU?



No se harán esperar las voces de condena contra el gobierno de Trump por el asalto a la Sede de la Embajada de Venezuela en Washington.
La presencia del Reverendo Jesse Jackson,  connotado defensor de los derechos humanos y reconocido líder del Partido Demócrata, frente al edificio sede la embajada, portando alimentos y agua para los activistas estadounidense, que con permiso del gobierno venezolano, resguardaban la legalidad internacional, lanza un mensaje y advertencia moral al concierto internacional de los estados naciones: EEUU está llevando al mundo a una situación de anarquía.

Así mismo, el afamado pensador estadounidense Jean Petras, ha sido lapidario al referirse al asedio a la embajada: “Tres chiflados están dirigiendo la política exterior de Trump”, haciendo alusión a Pence, Pompeo y Abraams.

Sería redundar citar las pisoteadas Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, y la de Consulares (1961 y 1963). Ya en marzo pasado, el gobierno de Trump permitió la violación del edificio sede del consulado venezolano en Nueva York. Lo que ahora está en juego es la coexistencia y el respeto mutuo entre los gobiernos del  mundo. 

Los recintos diplomáticos, desde el Siglo XVI se han ido tornando en territorios sagrados, inviolables aún por encima de los templos religiosos. En plena guerra son verdaderos reductos de paz y protección que hasta las más terribles tiranías han respetado. El gobierno venezolano, ejerce un fiel respeto a la institución a los recintos diplomáticos. En la actual situación nacional, varios oposicionistas, aún con sentencia por delitos comunes firme han entrado como huéspedes a residencias de países acreditados en Caracas, los gobiernos emisores puedan dar fe del cumplimiento de Viena por Venezuela. Las autoridades venezolanas igual han asegurado que los locales diplomáticos de EEUU en Venezuela, gozan de todas las garantías de inviolabilidad.

Hasta la toma de la embajada gringa en Teherán en 1979, con todo y los justos reclamos de sus dirigencia, no fue bien vista por el resto del mundo. Pero en el caso venezolano, EEUU atenta y golpea al multilateralismo y sus expresiones jurídicas, ni siquiera se cuidaron las autoridades gringas de afectar a sus propios connacionales –custodios de la embajada-- agredidos por extranjeros 

Puede un gobierno como el de Trump, en manos de chiflados, reconocer a un gobierno ficticio; pero eso no le da derecho a invadir recintos diplomáticos. La embajada venezolana en Washington es reconocida como tal por más de 120 estados naciones que mantienen relaciones con el gobierno legitimo y constitucional del Presidente Nicolás Maduro. La invasión al edificio diplomático menoscaba la propia coexistencia internacional.

Bien pudo Trump regalarles unas oficinas a sus amigos autoproclamados, en lugar de permitir que agredieran a sus connacionales estadounidenses. Pero está demostrado que prefiere seguir provocando y robando los bienes y capitales del pueblo venezolano. Total, si es capaz de invadir militarmente a un país entero, poco le cuesta desalojar un local diplomático.

martes, 30 de abril de 2019

Operación libertad, origen y fines


A propósito del intento de golpe de estado en Venezuela



En la nueva geopolítica mundial, EEUU no renuncia a imponer su forma de ver “la libertad”. Ahora todas sus operaciones unilaterales llevan el mote de “libertad”. “Libertad” es un sustantivo muy ambiguo para los gobiernos de EEUU al que terminan interpretando como “libertad para acabar con todo aquello que impida el cumplimiento de nuestros objetivos”. Estas operaciones son para controlar la toma de decisiones (el poder) de un país. No importa el costo, pues prevé las llamadas “reconstrucciones” que se hacen con los mismos recursos del país destruido, utilizando empresas de los países “operarios”, y que pueden durar decenas de años. Lo que no podrán reponer son las vidas tanto de un bando político como de otro.

Por ejemplo, la Operación Libertad Duradera,  que aniquiló a Afganistán en 2001; o la Operación Libertad para Iraq”, que devastó a esa nación en 2003.

Afganistán recibió ataques museísticos desde por aviones F-14 Tomcat, F-18 Hornet, F-15 Eagle, Tornados británicos,  como así por submarinos nucleares de los EEUU, ubicados en el Golfo Pérsico, desde donde se disparaban misiles cruceros BGM-109 Tomahawk, de largo alcance y con ojivas antibúnquer, la milenaria ciudad de Kabul y sus alrededores fueron literalmente desaparecidos por el poder de fuego de esa alianza libertaria que ha ocasionado cerca de 200 mil muertes de civiles en Afganistán.

Iraq recibiría la saña libertaria de 225 000 soldados, 800 tanques M1 Abrams, 600 vehículos de combate de infantería M2/M3 Bradley, 100 helicópteros AH-64 Apache, 200 helicópteros AH-1 SuperCobra, 100 helicópteros de transporte CH-47 ChinookUH-60 Black Hawk y CH-53 Sea Stallion, 50-60 F-14 Tomcat, 90 F-15 Eagle, 75 F-16 Fighting Falcon, 180-220 McDonnell Douglas F/A-18 Hornet, 50 A-10, 36 bombarderos B-1BB-52 y B-2, 60 Harrier AV-8B y 4 grupos de combate marítimos que incluían a los portaaviones Constellation, Harry S. Truman, A. Lincoln y T. Roosevelt que se encargarían de arrasar con la milenaria Bagdad, Basora y las grandes ciudades de aquel país árabe. Más de 1.200.000 de iraquíes murieron en esta operación libertad.

Como la palabra “libertad” embelesa a sectores de la derecha, porque les permite obrar sin control, violar las leyes, la constitución y sin embargo presentarse como pacíficos demócratas ante el mundo, está es usada en África, con el mismo nombre: Operación Libertad Duradera - Cuerno de África (OEF-HOA)  con la excusa de combatir un terrorismo que el propio EEUU financia; en  la misma África, la  Operación Libertad Duradera - Trans Sahara que opera desde Europa. Ambas con todo el poder de fuego e inteligencia de la CIA para controlar militarmente al continente y evitar la migración a Europa. Las muertes son notables, los desplazados y refugiados internos se cuentan por millones al igual que la migración forzada.

Estas operaciones cuestan miles de millones de dólares y euros, que nadie entiende porque no se usan para paliar los grandes problemas socios económicos de los pueblos y países del Sur donde se aplican.

En Venezuela, la derecha ha denominado sus planes contra el gobierno nacional,  con ese mismo conector oposición – gobierno EEUU: “Operación Libertad”. Una simple deducción con lo que significan para Afganistán e Irak nos indica los crueles objetivos que buscan alcanzar en Venezuela.

Paisano y paisana, compatriota o connacional, como mejor quieras ser llamado o llamada, por haber nacido y crecer en estas gloriosas tierras. Todo lo que hemos citado aquí, puedes verificarlo usando el buscador de internet de tu preferencia.  La “operación libertad” es una metodología de intervención estadounidense, parte de un manual, que incluye la destrucción y la muerte y que no distinguen a quien aniquilan.

También te invito a consultar tu libro preferido sobre la historia heroica de Venezuela, la que va de 19 de abril de 1810 al 24 de junio de 1821. Este pequeño pueblo, con hambre, sin comodidades algunas, bajo la guía del Libertador Simón Bolívar, derrotó al poderoso reino español que había desplazado sus grandes naves y mejores soldados para acabar con el sueño libertad verdadera, la que no acepta que ninguna potencia someta a otra, la que se basa en la soberanía nacional.

Vamos a decidir el destino de nuestra Venezuela entre nosotros, sus hijos e hijas.  Que el que quiera ser testigo de cómo lo hacemos que nos acompañe, respetándonos, siguiendo las reglas acordadas en el derecho internacional,





viernes, 26 de abril de 2019

Venezuela hacia una negociación inevitable. Escenarios



El Presidente de los Estados Unidos de México, Andrés Manuel López Obrador, ha dicho que su gobierno está dispuesto a acoger las negociaciones de paz para Venezuela. La primera ha sido cuando en Uruguay se creó el Mecanismo de Montevideo en el cual junto a Uruguay, Bolivia y los gobiernos del Caribe, expusieron una hoja de ruta para una Negociación de la partes en Venezuela.

La propuesta del Mecanismo de Montevideo, con la participación de México que de esa forma se retiraba de la parcialidad del llamado “Grupo de Lima”, está acorde con los Mecanismos de Solución Pacífica de Controversias que establece el Capítulo VI de la Carta de la ONU. Así mismo se ajusta al Capítulo VIII de la misma Carta, que da prioridad a los grupos regionales en la búsqueda de soluciones para la paz y la seguridad internacionales de sus regiones. Todo ello para llegar al extremo de la aplicación de las sanciones multilaterales de carácter jurídico, económico y militar del Capítulo VII de la mencionada Carta.

El Mecanismo de Montevideo, podría en estos momentos asumir para Venezuela y la subregión un papel tan importante como el Grupo de Contadora en 1983 en los conflictos de Nicaragua, Guatemala, El Salvador y Honduras. La primera tarea de aquel grupo, liderado por México, fue la de lograr que toda la región reconociera la autodeterminación, soberanía e integridad de los países mencionados, aún con la oposición férrea de EEUU. El grupo actuó sin esperar la aceptación de todas las partes involucradas, al considerar que lo primero era lograr que los países del mundo, particularmente de América, reconocieran los principios del Derecho Internacional.

Ninguno de los gobiernos del Grupo Contadora era de izquierda, o centro izquierda, creían en el respeto a los principios del derecho internacional y estaban convencidos del  papel de América Latina y el Caribe de garantizar la soberanía y autodeterminación de los pueblos del continente. Miguel de la Madrid (México), Belisario Betancur (Colombia), Ricardo de la Espriela (Panamá), Luis Herrera Campins (Venezuela), dirigían en 1983, año de la fundación de Contadora, sus respectivos países. El Grupo Contadora presentó a la ONU una propuesta que contenía tal declaración de principios internacionales.

Haciendo analogía con el papel de Contadora en aquella crisis de dimensiones subregionales, y con lamentables expresiones de violencia y guerra civil –lo cual no sucede en Venezuela--, en la situación venezolana es necesario que el Mecanismo de Montevideo haga comprender a los Estados que, insólitamente, han abandonado los principios de la Carta de ONU, deben respetar sin exigencias, ni presiones ilegales la soberanía y la autodeterminación del pueblo de Venezuela.  Este es el paso previo a una negociación.
Una vez alcanzado este estatus, lo cual significa reconocer que las partes deben ser estrictamente venezolanas, vendría entonces la elaboración de una agenda que ha de seguir la tesis de una negociación colaborativa, por objetivos --la más deseable--, o de compromiso, dado el desarrollo de las circunstancias, siempre a la luz de los intereses de la Patria.

Los escenarios de negociación para Venezuela

Como en los casos de Nicaragua, Irán, Rusia, Cuba y Zimbabue, el gobierno de EEUU ha tomado medidas unilaterales contra Venezuela haciendo caso omiso a la Carta de la ONU, la cual no autoriza las acciones hostiles de un Estado sobre otro salvo en defensa propia.  EEUU no reta a la ONU, la menoscaba en su esencia multilateral, en su condición de garante de la paz y la seguridad internacionales. Las administraciones estadounidenses, en especial la de Trump, están en una confrontación abierta contra el multilateralismo. EEUU no acata ningún instrumento multilateral que pueda afectar sus intereses presentes o futuros, por ello no ha firmado el Estatuto de Roma (Corte Penal Internacional), Protocolo de Kioto (ambiente) y se retiró de la UNESCO. EEUU ha retrotraído su relación con el mundo al siglo XIX

Ahora bien, sabe  EEUU que la situación nacional en Venezuela, políticamente está clara.  Por ejemplo, no ha habido sacudones sociales por la asfixia económica a la población. Los ataques contra el sistema eléctrico no ocasionaron la violencia que se hubo en ciudades como Nueva York, Chicago y Los Ángeles cuando en sus grandes apagones. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) da constantes pruebas de su apego y defensa de los altos ideales patrióticos. En suma, se desvanece el escenario de un golpe de estado con operadores internos.

El plan de un presidente ficticio fracasó el primer mes, porque no hay en el mundo gobierno sin control de la población, de las instituciones, de la emisión de documentos. Por más “reconocimientos” sin fundamentos jurídicos de la derecha internacional con gobiernos de América y Europa, bien conocen en esas latitudes que aquella entelequia carece de legitimidad y legitimidad. En Venezuela hasta los seguidores del autoproclamado saben quién gobierna al país y de la procedencia electoral que da legalidad al presidente constitucional Nicolás Maduro.

Ante estas premisas, EEUU que no renuncia a su papel de actor principal en la crisis de Venezuela, de ductor del mundo, acentúa la asfixia económica hacia este país. Pocas veces los bloqueos económicos unilaterales funcionan, porque en una “comunidad internacional” de unas 200 países, siempre habrá gobernantes que no caigan en la presión estadunidense de culpar a un gobierno bloqueado financieramente de su propia crisis.

Cuando los gobiernos de EEUU aplican medidas unilaterales -prohibidas por la ONU- lo hacen convencidos de que aún detentan la hegemonía mundial, obviando el desarrollo de poderes nacionales que han surgido o consolidado en Asia y Europa, como los casos China, Rusia, India, Turquía, Irán que no le son tan afines, y que en lo energético, económico y militar infunden respeto, conformando polos de poder distintos al norteño.

EEUU puede jugarse una aventura militar, lo cual para un estado armamentista siempre será una opción. Para ello necesita el respaldo económico de sus socios europeos, de algún país asiático y otro oceánico.  Las guerras contra Afganistán, Iraq y Libia fueron patrocinadas en un buen porcentaje por Europa Occidental,  varios países del Golfo Pérsico, Japón y Australia.

Tal vez, el dinero que están sustrayendo de las cuentas oficiales de Venezuela en el exterior, de CITGO, no les sea suficiente para atacar a un país que tiene equipamiento militar ruso de última generación, en especial aéreo, campo donde EEUU gusta iniciar sus “operaciones de libertad”; porque por tierra sería una osadía, puesto que el pueblo estadounidense no quiere ver urnas cubiertas con su bandera nacional. De eso se cuidó mucho Obama. Por ello desarrollaron los aviones no tripulados y misiles inteligentes, los mismos que las baterías anti aéreas sirias derribaron con facilidad usando tecnología rusa, muy conocida en la FANB.

En la nueva geopolítica mundial, EEUU no renuncia a imponer su forma de ver “la libertad”. Ahora todas sus operaciones unilaterales llevan el mote de “libertad”.  Por ejemplo, la Operación Libertad Duradera,  que aniquiló a Afganistán en 2001; la Operación Libertad para Iraq”, que devastó a Iraq en 2003. “Libertad” es un sustantivo muy ambiguo para los gobiernos de EEUU al que terminan interpretando como “libertad para acabar con todo aquello que impida el cumplimiento de nuestros objetivos”. En Venezuela, la ultraderecha ha denominado sus acciones desestabilizadoras con ese mismo conector oposición – gobierno EEUU: “Operación Libertad”. Una simple analogía con Afganistán e Irak nos da sus características. Nada es casual en  política internacional.

Quien inicia una guerra espera triunfar para llegar con la mayor fortaleza a una negociación final. A las negociaciones se va fortalecido, debilitado o en equilibrio. A EEUU le gustaría que sus operadores negociasen con un gobierno debilitado, como lo hizo el sandinismo a la mesa en 1989, luego de la acción de paramilitares “contras” y de un criminal bloqueo económico. No quiere repetir una experiencia como la de Cuba, que lejos de debilitarse se fortaleció interna y diplomáticamente, al punto de que Obama, en 2016, se abstuvo en la votación contra el embargo cubano. Menos quiere recibir una nueva humillación como la que le acaba de dar Corea del Norte. Al gobierno de EEUU le resultaría más beneficioso, como es obvio, dejar de inmiscuirse en los asuntos internos de Venezuela. A Trump le convendría que sus asesores estudien la Teoría del Método Racional de Toma de Decisiones.

Cuando las fuerzas revolucionarias venezolanas  detienen los intentos de golpes contra el gobierno constitucional, este se fortalece y la oposición golpista se debilita.
El bloqueo económico aupado por la oposición venezolana, es su principal fortaleza, pues crea una perturbación material y emocional en la población, donde sectores de la oposición, sienten la necesidad creciente de cambiar el gobierno por cualquier método, incluida una “operación libertad”.

Para continuar oxigenando su estrategia  al gobierno ficticio, EEUU continúa una ofensiva diplomática que busca ampliar la matriz contra la legitimidad del gobierno constitucional de Venezuela. Desechada ya las banderas de la migración y  de la “ayuda humanitaria”, que quedó sin asidero por la disposición de organismos como la Cruz Roja y la Media Luna Roja de prestar asistencia técnica humanitaria, se escoge el falso estandarte de “Venezuela amenaza para la paz y seguridad regionales”, para adaptarse a los objetivos de la ONU. La escalada internacional estadounidense  quiere debilitar a la Revolución Bolivariana y llevarla a una negociación en debilidad, a una capitulación.

Antecedentes recientes de diálogo y negociación en Venezuela

En la Venezuela de esta V República, luego del golpe de estado de abril de 2002 y el petrolero de diciembre de 2002, el gobierno del Presidente Hugo Chávez convocó al liderazgo opositor, nucleado en la “Coordinadora Democrática”, a una mesa de diálogo que terminó siendo una mesa de negociación. En ella, como buen oficiante, estuvo el Secretario General de la OEA, César Gaviria, quien mantuvo una actitud muy cercana a la parte opositora. La negociación estuvo acompañada por un grupo de países amigos, entre los que figuraban  Portugal, México, Brasil, Chile, España y EEUU.

En aquellas tormentosas negociaciones se concertaron la realización de un referendo revocatorio, siempre que se recogieran las firmas válidas. Aunque se comprobó que la oposición llevó firmas planas y falsas, el Presidente Chávez prácticamente aceptó el reto a través de lo que llamó “La Batalla de Santa Inés”, recordando “el reto entre el Florentino y el Diablo” –el bien y el mal--, ganado por el primero. Aquellas negociaciones abordaron también la composición del CNE que debió ser designado  por el Tribunal Supremo de Justicia, ante el desacuerdo que había en la Asamblea Nacional, donde ningún sector tenía la mayoría de dos tercios.

Esa negociación, caracterizada por posiciones casi inamovibles, no estuvieron exceptas de las presiones opositoras. Primero el paro insurreccional que afectó al cien por ciento la producción petrolera, con riesgo de voladura de buques, simultáneamente con la toma de la Plaza Altamira por un grupo de oficiales desertores de la FANB. Sin embargo, pese a desacuerdos en la oposición la mayoría de sus partidos, aceptaron la representatividad de los que fueron a las mesas. Para 2016 no fue igual, los sectores opositores se desarticularon y dieron al traste con la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

A finales de 2007, el Presidente Hugo Chávez otorgó una amnistía de amplio espectro que favoreció a los golpistas de 2002-2003 en la búsqueda de una conciliación nacional, quitando a la oposición la matriz de opinión de que había de “los presos políticos”. No obstante, los golpistas absueltos volverían a las actividades ilegales y desestabilizadoras, y a todo el que era detenido por delinquir o por escaparse de la justicia, lo llamaban “preso político”, una nueva forma de impunidad que posicionaron en varios gobiernos de derecha, aliados políticos de la oposición venezolana.

En 2017, se instaló nuevamente una mesa para diálogo en República Dominicana. En tales conversaciones, que comenzaron en Venezuela en 2016, con el acompañamiento de algunos ex presidentes como José Luis Zapatero y Martín Torrijos, el enviado especial del Estado Vaticano, así como de UNASUR, mecanismo que tenía un importante peso, y que luego sería disminuido a fin de sacarlo del papel eminente que le correspondería en el caso Venezuela como lo establece el Capítulo VIII de la ONU, y que ahora debería tomar el Mecanismo de Montevideo, liderado por el Gobierno de México, siguiendo las pautas que en su momento tuvo el Grupo Contadora.

El diálogo en Santo Domingo, tuvo como anfitrión al gobierno dominicano, presidido por Danilo Medina, y la facilitación de los actores de 2016. No obstante, dichos “diálogos”, como se comprobaría luego, fueron una negociación “evitativa”, dado que la contraparte de la oposición no tenía la auctoritas para firmar acuerdos, pues respondía a los mandatos del gobierno de EEUU, y el anfitrión no fue imparcial, como quedó demostrado en su posición tomada al lado del llamado Grupo de Lima.

En la versión final del acuerdo no firmado de Santo Domingo estaba una cláusula sobre el papel las elecciones presidenciales para mayo de 2018, a las cuales acudieron candidatos opositores que fueron excluidos por la MUD de las mesas de negociación. Como colofón,  en el transcurso de las conversaciones, varios delincuentes políticos, recibieron beneficios procesales tales como libertad condicional o casa por cárcel. Algunos huyeron del país para continuar la conspiración internacional.  

El gobierno de EEUU, que desde el Decreto Obama (2015) contra Venezuela, viene escalando en la conflictividad, escogió al operador más ultraderechista del oposicionismo venezolano (Voluntad Popular), e intervino directamente para desaparecer, literalmente, de la escena política a los otros liderazgos opositores que desde 2004, luego del referendo, copaban la escena. Los pocos disidentes que hoy quedan, no representan peso alguno en la toma de decisiones oposicionistas.

La mesa en República Dominicana dejó como lección la infructuosidad de negociar con contrapartes sin liderazgo, tutelada por intereses externos (EEUU). De allí que para allanar el camino, el Mecanismo de Montevideo debe persuadir  a la ONU, y con ella a toda América Latina y el Caribe, que tiene que respetarse la autodeterminación de Venezuela para negociar entre partes exclusivamente nacionales. Insistimos en que esa es una gestión que pueden hacer a motus propio, siguiendo el método del Grupo Contadora.
La situación venezolana amerita, luego de aclarado el camino en la pre negociación, un compromiso de los negociadores de obrar con agilidad, rapidez y sentido táctico, ante la evidencia de la falta de colaboración de los sectores adversos a la Revolución Bolivariana, ambas partes deben comprometerse a unas conversaciones que arrojen resultados lo más pronto posible. Aquí la facilitación o mediación será esencial, tanto en la elaboración de los puntos a negociar como del desarrollo de las conversaciones.

La negociación es inevitable para ambas partes

Aunque parezca lejana, la negociación será inevitable hasta para los que la niegan. Europa cada vez se verá más enredada en la interpretación jurídica de la situación de hecho en Venezuela. La posición europea con el caso de sus empresas en Cuba, indica que puertas adentro, en varios gobiernos de ese continente, las luces del conocimiento y el análisis ya llegan a los decisores y dejan ver la silueta de un EEUU que quiere volver a ser el poder hegemónico mundial, lo cual no conviene a una Europa que apenas empieza a salir de serias dificultades regionales.

No pasará como en Libia donde una intelectualidad de izquierda perezosa para investigar aceptó la versión de CNN de un Gadafi tirano; o la alternativa occidental de que para salvar a Iraq había que matar a Hussein, o, como pidieron ciertos trasnochados jeques árabes, el asesinato de Bashar al Asad en Siria, como lo hicieron con Arafat en Palestina. Una izquierda o políticos de centro que nada aprendieron de los magnicidios contra los líderes socialistas africanos. Esto no va a pasar en Venezuela, aunque ya lo intentaron en agosto de 2018.

Negociar es la vía más saludable, si se va a ella con claridad, principios, objetivos primordiales y con fuerza. Esa intelectualidad sea europea o estadounidense que ya no es solo  la de los publicitados escritores, noveles o políticos estrellas, sino también la de los movimientos sociales, alternativos y voces orgánicas, está tomando cartas en el asunto Venezuela, mostrando lo que las grandes cadenas de tres letras archivan o editan.
Negociar fortalecidos es una potencial vía para la Revolución Bolivariana, por lo que debe continuar concienciando al Pueblo sobre los pasos que da, los peligros que se ciernen, nuestra historia heroica; con negociadores en una conjunción de experiencia, formación,  y energía, e incorporando activamente al Pueblo. 

Todo el aparato comunicacional, partidista, comunal, patriótico debe volcarse a explicar, informar, escuchar, orientar a toda la población por igual. Que cada venezolano y venezolana internalice que lo fundamental es ser patriota, nacionalista, que podemos superar nuestras diferencias internamente, lo cual no significa que seamos ideológicamente iguales, sino que siendo diferentes podemos vivir juntos bajo las reglas de la convivencia humana y de un contrato social establecido en la Constitución, las leyes, las costumbres, bajo las reglas de nuestra democracia participativa y protagónica.

Todo el aparato productivo del Estado, desde el pequeño agricultor al empresario, debe ser apoyado y activado. La gran fortaleza de países como Siria, además del apoyo diplomático y de la alianza con Rusia, Irán y China fue lo que pudo mantener, aún en guerra, a buena parte de sus agricultores produciendo sus cultivos tradicionales. Hacer lo que mejor se sabe hacer y donde mejor se puede hacer, es la consigna de una agricultura exitosa, a la cual se suma semillas, abono y agua.

Mantener el pueblo activo, en la producción endógena, y movilizado en la defensa de su soberanía. Los gobiernos progresistas que pierden la calle, pierden el poder político. La oposición venezolana está muy lejos de ganar la calle porque sus métodos violentos y su complicidad con la asfixia económica están al desnudo. La Revolución Bolivariana en ningún momento ha abandonado el escenario popular. Por ello, el gobierno de Trump tomó directamente el testigo, el protagonismo injerencista. Los venezolanos deben hacer valer su autodeterminación.  

Las partes o actores de la negociación

Conocer a la contraparte es nodal para sentarse a negociar con ella. Saber que la conflictividad no bajará durante el desarrollo de las mesas; estar seguro de que el lugar para negociar debe ser un Estado-Nación que garantice la neutralidad y el apego al capítulo VI de la Carta de la ONU.

Una negociación que no pierda de vista todo lo que se quiere lograr, lo que puede en un momento esperar, pero sobre todo que no renuncie a los principios que  dieron y dan sustancia a la Revolución; de lo contrario sería acomodaticia. En ese sentido, estudiar a fondo los posibles objetivos de la oposición, algunos en apariencia evidentes, pero que ocultan sus verdaderas intenciones.

La fortaleza opositora del bloqueo económico y financiero que orquesta EEUU de manera ilegítima, unilateral, afecta a todos los sectores de Venezuela: Bolivarianos, opositores y no militantes. Sabe que mientras éste se acentué obliga al gobierno a buscar soluciones de emergencia y afecta el desarrollo normal del Plan de Gobierno. La mayor debilidad de la Revolución Bolivariana, es también económica, acentuada por el bloqueo estadounidense, la caída de la producción petrolera y el no tener un aparato productivo que garantice la abundancia de bienes de consumo, en especial en agricultura y cría. El factor monetario, es parte de la presión económica, mas no sería determinante si hubiera una importante oferta nacional de productos básicos. 

Para una negociación óptima, Venezuela y los garantes de las conversaciones, sea como grupo de contacto, facilitadores o mediadores, deben exigir a los actores internacionales el apego a la Carta de la ONU. El Mecanismo de Montevideo tiene que hacerlo –porque grupos como el de Lima son una circunstancia política, como lo fue Peña Nieto, sus acciones circunstanciales no son política de Estado–, porque es un deber de los gobernantes regionales luchar para que Nuestra América no sea recolonizada por imperio alguno.

López Obrador, el Mecanismo de Montevideo, el NOAL, el Secretario General de la ONU, el ALBA deben llamar a todos los gobiernos de América Latina y del Caribe a poner por encima de cualquier ideología política la soberanía nacional, el derecho de cada Estado-Nación a resolver sus problemas políticos internamente; deben exhortar a la ONU a exigir de EEUU y de Europa Occidental el respeto a estos principios y a cesar en la aplicación de sanciones unilaterales. La Asamblea General de la ONU, dado que el caso Venezuela fue colado por EEUU hasta el Consejo de Seguridad, tiene que pronunciarse sobre el deber de sus miembros a no injerir en los asuntos internos de Venezuela y a respetar los métodos de solución pacifica de controversia.

Por último, las venezolanas y venezolanos desde hace años han elegido una forma pacífica de convivir o coexistir, signada por la Constitución de 1999, cuyos preámbulo y tres primeros artículos establecen el ideal de Estado-Nación y Pueblo que queremos. Recomendamos su concienzuda lectura, memorización e interpretación a cada persona nacida o que habite esta Patria, a los habitantes de los pueblos del mundo, en especial a aquellos con injerencia en las conversaciones relacionadas con Venezuela. Pueden comenzar con el Artículo 1, que resume todo lo que es el interés supremo de la Patria:

Artículo 1. La República Bolivariana de Venezuela es irrevocablemente libre e independiente y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador. Son derechos irrenunciables de la Nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional.



lunes, 1 de octubre de 2018

La escalada multilateral contra Venezuela, tipo Libia

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Las analogías con lo que pasó con Venezuela en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU sigue el mismo formato que el de febrero de 2011 con la Libia Socialista. Gran Bretaña, Francia, EEUU y México iniciaron la presión en Ginebra para expulsar a Libia por violación de los derechos humanos.
Para ese momento la Liga Árabe había decidido botar a Libia. Un grupo de derecha llevaba  a Gadafi a la Corte Penal Internacional. De este lado Venezuela, algo tarde, en 2017 inicio su retiro de la OEA, la cual, de manera anacrónica, en 2018, a instancia de EEUU pretendió "expulsar" a un país que ya se había retirado.
Saquemos cuenta. Meses atrás, una directiva ilegal de MERCOSUR acordó suspender a Venezuela. Más adelante, conociendo el liderazgo bolivariano en la UNASUR, decidieron implosionarla, al igual que lo intentan con el ALBA y lo harán con la CELAC, organismos en los cuales no tendrían los votos para enajenar al país de Bolívar y llevarlo al Consejo de Seguridad. De hecho, el GLima ha sido creado para esa baja misión, por eso el oxígeno que le dan. Ellos, hipócritamente, podrán oponerse a una intervención militar en América, pero aceptarían una "orden" de “intervención humanitaria” del Consejo de Seguridad, lo cual es la jugada que se cuece a través del CDH y que promueven abiertamente los presidentes acólitos en cada discurso que dan en la Asamblea General ONU.
Al examinar los actores, europeos que promovieron y votaron la resolución contra Venezuela, son básicamente el núcleo duro que lo hizo contra Libia en 2011. En aquel entonces, con un conflicto bélico construido y con falsas noticias como el bombardeo a la Plaza Verde.
Para Venezuela, usan como bandera un absurdo que choca en la cara de los europeos: la migración. Toda América, EEUU y Canadá está poblada de europeos y sus descendientes que huyeron de las guerras civiles y regionales y fueron acogidos con misericordia y generosidad.
La mediática occidental magnifica la emigración venezolana, pero no da cabida a la Operación Vuelta a la Patria que trae de regreso a personas que fueron explotadas en varios países suramericanos. No hace referencia a la continua migración colombiana, de la cual jamás se quejó Venezuela. Igual que de la que en los tiempos de la Operación Cóndor llegó de la parte más austral de América. Los emigrantes no desestabilizan. El mundo está lleno de múltiples nacionalidades huéspedes o residentes en uno y otro país.
Lo que desestabiliza son los bloqueos financieros y comerciales; el espionaje satelital, la imposición de modelos económicos a como dé lugar. Lo que desestabiliza son los golpes suaves, los magnicidios.
Y lo que causa todo esta puesta en escena de presidentes derechistas que olvidaron que son de América Latina (ya acabaron con el llamado GRULA en la ONU), es que los principios de soberanía, de que cada pueblo y gobierno administre y haga uso de sus propios recursos, son contrarios a la expansión capitalista, al derroche de energías en países no productores, pero mega consumidores.
La bandera de los desestabilizadores emigrantes podría detonar un nuevo enemigo para el capitalismo como lo fue el comunismo, luego el terrorismo, y ahora el "migracionismo". ¿Estarán conscientes los asiáticos, africanos y americanos que votaron a favor o se abstuvieron en el CDH ONU de la bomba de tiempo que pusieron sobre sus cabezas?

@bolivarreinaldo

domingo, 9 de septiembre de 2018

La amenaza de los inmigrantes


La campaña electoral de Donald Trump tuvo su bandera en el perjuicio, de acuerdo a él, de la inmigración para EEUU. 
Desde 2007 EEUU atraviesa una grave crisis económica que ha llevado a los gobiernos de eses país a declararse dos veces en quiebra. En algunas oportunidades la administración pública ha debido cerrar por impagos a los empleados.
Trump convenció a buen número de grupos  caucásicos (o blancos) nacionales de que la culpa del desempleo nacional se debía a que los inmigrantes ocupaban los puestos de trabajo de los nacionales caucásicos.

Trump les dio a entender que todos los trabajos eran para ellos, no importaba el tipo. Todos. Les dijo en la campaña que trabajaran en cualquier oficio que los luego las cosas mejoraran para sus hijos. Trump atizó la xenofobia contra los inmigrantes, empezando por los mexicanos para quienes aceleró el muro fronterizo. Pero esto alcanza a asiáticos, en especial a los de origen árabe, a hindúes, latinoamericanos, caribeños, africanos. Trump endureció las leyes sobre los inmigrantes, al punto de convertirlos en una “amenaza contra los intereses de EEUU”.
Esa es la medula de lo que intenta hacer en Venezuela. Una matriz de opinión de la emigración masiva de venezolanos que causaran desestabilización en la subregión, en Europa y por supuesto en EEUU.
EEUU es un país de inmigrantes. Sus pueblos originarios fueron sometidos a exterminio y genocidio. Desde el siglo XVIII ese país es hechura de nacionalidades europeas, luego asiáticas. En el Siglo XX la migración latinoamericana llegó a esas tierras. Es como la búsqueda natural de los que vieron sus tierras expoliadas.

El trabajo de los inmigrantes sostiene la industria, el comercio, los servicios de EEUU. EL porcentaje de la población es hasta decisivo políticamente. Otro tanto pasa en Europa. Los inmigrantes, profesionales, con oficios, o laboriosos en cualquier país del mundo contribuyen a la construcción de naciones modernas.
Puede haber política de equilibrio en cada país, en atención a la soberanía nacional, la convivencia y la armonía, pero en ningún caso, la inmigración es una amenaza para los países receptores, como ha querido hacer ver Donald Trump.

La intervención militar contra Venezuela está en proceso

La intervención militar contra Venezuela está en proceso

James Mattis, ministro de defensa del imperio estadunidense ha realizado una intensa gira por varios de los países del Grupo de Lima, cuyos gobiernos son totalmente afines a la administración norteña, a nivel de sucursales. En esta oportunidad, se apersonó en Argentina, Chile, Brasil y Colombia. Los temas públicos: bases militares, seguridad cibernética, formación, financiamiento de operaciones, venta de armas (en nuestra opinión el principales tema comercialy por supuesto Venezuela.

Antes de esta gira a sus aliados y clientes, el gobierno de Trump ha preparado el camino con otros enviados como el Subsecretario de Defensa, el Jefe del Comando Sur y su equipo, que se han distribuido por todos esos países en la Fase Cero (“0”) del Plan de “Ayuda Humanitaria”.

En Perú, un Coronel del Comando Sur, explicó con detalles en que consiste dicho plan. Tiene 5 fases que se enumeran del cero al cinco (0 al 5). La “0” ya comenzó con las andanadas propagandísticas sobre la situación venezolana. La matriz utilizada es la “crisis humanitaria”. Eso se repite en las cadenas de televisión, radio, redes, prensa y conferencias. En este momento, en cualquier universidad de EEUU, de la Unión Europea y del Grupo de Lima, en las embajadas de esos países en el mundo, están repitiendo el mismo guión de la crisis humanitaria. Las mismas imágenes trucadas, las medias verdades.

 Si para Iraq usaron el eslogan de “armas de destrucción masiva”, para Libia el de “bombardeo a la población civil” y para Siria “posesión y uso de armas químicas”, para Venezuela es “crisis humanitaria”.

La fase 1 es la de coordinación de la “ayuda” con instituciones nacionales. El desconocimiento de las elecciones presidenciales por EEUU y prácticamente por el grupo de Lima, así como la creación de  un TSJ fantasma, auspiciar a la AN, y recibir protocolarmente a delincuentes políticos que huyen de la justicia, confirma la ejecución de esta fase. La fase 2 será la intervención disfrazada, con buques tipo hospitales, con movimientos militares en las fronteras terrestres en Colombia, Brasil y en las plataformas continentales fronterizas en el Caribe. Esta fase está en pleno proceso.

Mientras se busca una falsa legalidad de la OEA o algún grupo subregional fantasma que cumpla el papel de comparsa en la intervención para desarrollar las otras fases. En este momento la diplomacia venezolana debe estar en plena acción, en especial con los países del Sur, la siempre amiga África, Asia con China, Rusia y los países nuestroamericanos que defiende a América como zona de paz.

Es la hora de los pueblos organizados, que se alcen  las voces irreverentes en todos los continentes, en Europa, en EEUU, en Japón, en Canadá, en Israel. Las voces por la paz, por la solidaridad, contra las hegemonías y la barbarie. 

Alerta máxima Venezuela, a denunciar esta mortal injerencia externa

¿Por qué defender la Carta de la Naciones Unidas?

  ¿Por qué defender la Carta de la Naciones Unidas? La Carta de las Naciones Unidas es, junto a los tratados, jurisprudencia y costumbre int...