Para comprender el poder organizacional y la
fuerza del movimiento indígena en Ecuador, dos ejemplos:
21 de enero de 2000: Jamil Mahuad, fue
derrocado cuando las fuerzas armadas del Ecuador le retiraron su apoyo luego de
que las fuerzas de la CONAIE y otros
sectores tomaran las calles.
El 20 de abril de 2005, La “Revolución de los
Forajidos” acabó con el gobierno traidor de Lucio Gutiérrez. El movimiento asumió
la palabra “forajido”, como identidad y desafío al poder, luego de que
Gutiérrez lo calificó con este término y amenazó con enjuiciarlo.
La fuerza de los indígenas en Ecuador, así como
en Bolivia es determinante en los procesos políticos. En el caso de Bolivia, es
precedida por un hombre proveniente íntegramente de su herencia, Evo Morales.
En Perú, el movimiento no ha tenido la misma capacidad organizativa que en el
resto del Altiplano Andino. Llamarlo
minoría es un craso error. Más del 70 % de los ecuatorianos descienden de los
pueblos originarios, les dicen “mestizos”. Ecuador es un país plurinacional,
tiene también una importante población de origen africano cercana al 8 %.
La tarde del 11 de octubre el presidente
Moreno, ha pedido a la dirigencia indígena un dialogo. De esa manera, se
desmiente a si mismo de la matriz de opinión que intentaba crear –los medios de
comunicación lo respaldan ciegamente— de una planificación del Presidente de
Venezuela, Nicolás Maduro, de la espectacular insurrección. Es también una
jugada de la gente de Moreno para restringir la rebelión popular al sector indígena,
dando a entender que el resto de la población está conforme con el paquetazo.
No obstante el movimiento ha sido claro, debe abolirse el aumento de los
precios del combustible y se derogarse las medidas neoliberales. Por ello ya
han caído mortalmente varios de sus hermanos, y eso obliga a conquistar la
victoria “Fuera Moreno”, fue una de las plegarias gritadas del multitudinario
cortejo fúnebre.
Pero el llamado de Moreno, que aún no cede en
deponer el paquetazo, pretende romper la calidad de la unidad de la protesta, y
que los partidos políticos identificados con Correa no aprovechen
electoralmente la situación o sean rechazados.
Un mensaje entre líneas del movimiento indígena
a la dirigencia política de Ecuador, es que esta vez no viene por cambiar un presidente
por otro y ya. Esta vez, parece la hora de ejercer el poder político y no
repetir el ciclo de tener que tomar una y otra vez las calles para ser oídos.
La mejor manera de hacer respetar las conquistas y alcanzar mayor bienestar es
el ejercicio directo del poder político. Tienen una ventaja suprema los indígenas:
un modelo de producción que funciona y da de comer a una nación.
Cabe recordar que en las elecciones locales de
marzo de 2019, el partido de Moreno fue el gran perdedor, mientras que las
fuerzas de Correa resurgieron como triunfadoras.
Un pequeño desliz cometió el correismo que
apenas comenzaron los acontecimientos hizo correr por las redes un video con un Correa cantando una
versión triunfalista de “Bella ciao” en momentos en los cuales lo más indicado
era la sobriedad solidaria con el pueblo y de condena a la represión. Correa
luego ha hecho la lectura correcta de la situación histórica y ha puesto sobre
la mesa la salida constitucional por el estado de conmoción, el cual el propio Moreno
ha decretado junto a un toque de queda.
La insurrección actual en Ecuador, ha contado
con la determinación de los indígenas, a ello se suma el descontento en
sectores como los transportistas, estudiantes, y población en general por las
medidas neoliberales de un gobierno que en las papeletas electorales había
recibido el apoyo para continuar con las políticas del gobierno de la Revolución
Ciudadana.
La fuerza de la rebelión y el apoyo popular ha
dejado a Moreno y su gobierno sin legitimidad, por lo que es inevitable la
ingobernabilidad que solo se resuelve con un nuevo gobierno de carácter popular
y pluricultural. Moreno va de ciudad en ciudad, y apenas aparece para leer un
mensaje de 39 segundos. Esta vez, está solo, sin los mal encarados militares
del video del “texto perdido”, sin traje formal. Ahora no culpa a nadie y da
toda la beligerancia a un movimiento indígena al cual en Guayaquil llamó “zánganos”,
y a través de una locuaz alcaldesa “esos indios”, al que la policía le mata sus
jóvenes. Moreno, no pidió perdón por esas muertes porque él representa el
racismo de una elite política de derecha.
Los desmanes de las fuerzas armadas y de una policía
nacional, que en 2010 trató de derrocar a Correa, demuestran una ausencia total
de autoridad de un presidente acorralado, que ni siquiera controla el teleprompter con un texto que algún
superior le escribió. Moreno hasta ahora ha servido como peón del imperio para
acabar con la revolución ciudadana y su dirigencia.
El gobierno de Moreno se abrió a los dictámenes
extranjeros de EEUU, reabrió las bases militares, desmontó las políticas
nacionales en favor del pueblo, ha abolido las alianzas regionales como UNASUR
y se ha deslindado de los esfuerzos regionales de complementariedad, poniéndose
al servicio de la ultraderecha regional, que viene fracasando estrepitosamente.
Moreno no leyó los resultados de las elecciones de marzo, ni lo que pasa en
Argentina, o simplemente sus jefes del norte, viéndolo caído desde ese momento,
lo vieron como sacrificable
Moreno llegó al poder por un error visionario
del liderazgo de Alianza País (correismo) y la escasa formación de cuadros que
garantizará la continuidad de la revolución, así mismo o la comprensión de que
el líder histórico debía continuar al menos un período más para garantizar la
unidad. Ahora el correismo debe sumarse con una lectura integral a este gran
movimiento nacional que reclama una dirección colectiva e inclusiva para la
conducción del país.
El correismo tiene la maquinaria y capacidad
para coadyuvar a la conquista del poder y hacerlo verdaderamente popular, el movimiento
indígena la fuerza emotiva, nacionalista y espiritual para lograrlo. No puede
haber exclusión entre las fuerzas populares.
En cuanto a Moreno, debe estar escribiendo las
últimas páginas de sus actividades públicas. Su epitafio político.
T: @bolivarreinaldo
i: @reinaldojbolivar