El 15 de junio, el
mundo presenció una inédita votación en la Reunión de Consultas de los
Ministros de Relaciones Exteriores de la Organización de Estados Americanos
(OEA), a la que a principios de los años 1961 el Canciller cubano Raúl Roa,
llamó “Ministerio de Colonias”, por su sumisión a Washington.
Ese día el Gobierno
de Venezuela, en nombre de los pueblos dignos de Abya Yala, solicitó evaluar la
gestión del Secretario General, el ex
canciller uruguayo del gobierno de José
Mújica.
Almagro ha venido
extralimitándose en sus funciones y mancillando el cargo que le confiaron los
jefes de estados , a los que irrespeta cuando endilga epítetos grotescos contra
un Presidente cuyo país forma parte de la OEA.
Venezuela, en
República Dominicana, alzó su voz por la región y le dio a la OEA la
oportunidad de enmendar su pasado sumiso.
Sin embargo, el mismo
día que se produce el trascendental resultado, que por
tratarse de un cuerpo colegiado, debe ser asumido por todos los miembros, un grupo de
13 “Cancilleres y Jefes de Delegación”,
a pedido de algún gobierno que está detrás de la oscuridad intencionalidad de
Almagro ha publicado una declaración “sobre la situación en la República
Bolivariana de Venezuela”, que es evidente que busca, además de dar una palmada
al empleado de los mandados, causar ruido y confrontación en los Estados de
Nuestra América.
La declaración, hecha en las sombras y
suscrita por perdedores, encubre entre citas constitucionales, falsas acusaciones como:
“Alentamos el respeto
a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que consagra, entre
otras, la separación de poderes, el respeto al Estado de Derecho y las instituciones
democráticas y expresamos nuestro apoyo a la aplicación justa y oportuna de los
procedimientos constitucionales”; ”pedimos a las autoridades responsables
garantizar el debido proceso y los derechos humanos, incluyendo el derecho a
reunión pacífica y la libertad de expresión de ideas”.
A partir de allí, da
su respaldo tácito al plagio injerencista plagado de mentiras presentados por
el indigno burócrata.
La derecha, tan
presta a perfumarse de democracia, se burla de ella. Por eso patalea, y en sus
patadas de ahogado tal vez asfixien a
la agónica OEA.
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