Sandino y Ortega |
El tuvo la ardua tarea de sacar a un país de la destrucción total en la que la había dejado la dictadura derechista de Somoza. Con la ayuda del bloque socialista, en especial de Cuba, Nicaragua comenzó a resurgir de las cenizas. De inmediato, el gobierno trasnacional estadounidense puso en marcha su maquinaria para derrocar a la Revolución.
EEUU, sabía que el estamento militar había pasado también por un proceso revolucionario y no se prestaría para ir contra sus propios connacionales. Por ello opta por la compra de voluntades provenientes del sandinismo y sus aliados, como la propia candidata y luego presidenta Violeta Chamorro, hija del anti somocista Joaquín Chamorro. Doña Chamorro, en un primer momento apoyo la revolución y luego se convirtió en encarnizada enemiga, por lo cual la derecha la colocó como líder de la Unión Nacional Opositora (UNO).
Una de debilidades aprovechada por la derecha para neutralizar a la militancia fue el factor económico. El gobierno, ocupado en defender la Revolución ante la Contra Armada por EEUU, no tuvo tiempo para dedicarse a reactivar el aparato productivo, los subsidios, la política cambiaria y combatir los viejos vicios de la burocracia y la corrupción. “Al pueblo lo obligaron a elegir entre la paz o la guerra”. La paz era volver al estado de atraso del somocismo. La guerra, si decidían por la Revolución.
En Nicaragua, tras 16 años de gobiernos de derecha, que aniquilaron todas las conquistas en salud, agricultura y educación, el sandinismo vuelve por la vía electoral.
En 2006, por la vía electoral vuelve el sandinismo al poder. De nuevo a reconstruir a un país. Con la solidaridad de Venezuela y Cuba. Y ahora con la conciencia férrea de los propios nicaragüenses politizados, conscientes y movilizados continuamente contra las agresiones externas.
@bolivarreinaldo
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