sábado, 5 de julio de 2025

De la Sierra de Coro a Caracas: La ruta hacia el 5 de julio de 1811


El derech


o a ser y seguir siendo una nación libre y soberana se forjó con las luchas de indígenas, afros y, posteriormente, de una diversidad étnica unida desde el momento de la invasión europea en 1498. El objetivo de establecer en Venezuela un sistema republicano se perfila claramente a partir del 10 de mayo de 1795, con la insurrección de José Leonardo Chirino, que marca el inicio de la ruta hacia la independencia política, consolidada el 5 de julio de 1811.

Este camino sinuoso, trazado por voluntades decididas, está signado por momentos trascendentales: la insurrección de José Leonardo Chirino (1795), la conspiración de Gual y España (1797), el desembarco de Francisco de Miranda (1806), la conjuración de los Mantuanos (1808) y el movimiento del 19 de abril de 1810.

La insurrección de José Leonardo Chirino (1795)

José Leonardo Chirino, un zambo jornalero al servicio de un comerciante realista, alimentó sus ansias de libertad con las ideas de la Revolución Francesa y la rebelión de los esclavizados en Haití, que conoció en sus viajes a las islas del Caribe acompañando a su patrón. Su amistad con José Caridad González, un negro congoleño letrado, y Juan Cristóbal Acosta, conocedor de estrategias militares y de las ideas francesas, lo llevó a liderar una rebelión bien estructurada en la Sierra de Coro, con una ideología clara y fines políticos que se convertirían en el eje de las aspiraciones libertarias de Venezuela en los años siguientes.

Chirino planteaba establecer una república basada en los principios de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que proclamaba igualdad, libertad y fraternidad, así como la abolición de la esclavitud, inspirado en los revolucionarios haitianos. La insurrección estalló el 10 de mayo de 1795. Una tela morada, como bandera de guerra, marcó el camino de negros, zambos, afros e indígenas que, en la tierra de Macanillas (Curimagua), se enfrentaron a muerte contra las bien entrenadas tropas realistas. Estas exterminaron a los valientes guerreros republicanos, pero avivaron aún más el deseo de emancipación del país. Chirino fue ejecutado en la Plaza Mayor de Caracas.

La conspiración de Gual y España (1797)

La conspiración de Gual y España fue el primer movimiento independentista formal en Venezuela, caracterizado por la producción de documentos escritos, proclamas y propuestas de gobierno. En ella participaron funcionarios de la Real Hacienda Española, españoles, sacerdotes, profesores de la Universidad de Caracas, comerciantes, pardos, negros e indígenas.

Sus líderes fueron el capitán de infantería Manuel Gual, hombre culto y de ideas liberales, designado por los conspiradores como presidente de la república que planeaban establecer; José María España, clave en la planificación y difusión del movimiento; y Juan Bautista Picornell, un español con experiencia en conspiraciones, encargado de redactar los documentos teóricos. Joaquina Sánchez, esposa de España, destacó por su labor en estrategias de inteligencia y contrainteligencia.

Los objetivos coincidían con los de Chirino: establecer una república independiente política y económicamente, abolir la esclavitud y aplicar los principios de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, que tradujeron al español y distribuyeron entre los conspiradores. Como símbolo patrio, diseñaron una bandera cuatricolor —blanca, azul, amarilla y roja—, representando las cuatro etnias involucradas (blancos, pardos, indios y negros). El santo y seña de los conspiradores era la palabra “hermano”.

La conspiración fue descubierta y reprimida el 13 de julio de 1797. Gual fue perseguido y envenenado por la inteligencia española en 1800. José María España fue decapitado en la Plaza Mayor de Caracas. Sin embargo, los documentos y la metodología de los conspiradores sirvieron como fuente de inspiración para los futuros pasos independentistas.

La expedición de Miranda en La Vela de Coro (1806)

Francisco de Miranda, conocido por difundir las ideas de emancipación de América en Europa, lideró una expedición desde Nueva York y Haití con unos 200 voluntarios (estadounidenses, británicos, caribeños y venezolanos) para derrocar el dominio español en Venezuela. Entre el 1 y el 3 de agosto de 1806, en La Vela de Coro, los barcos *Leander*, *Bacchus* y *Bee* tomaron gallardamente las costas venezolanas, donde por primera vez ondeó la gloriosa bandera tricolor —amarilla, azul y roja—, símbolo de independencia y valor.

Miranda proclamó la necesidad de establecer un gobierno libre y soberano, abolir la esclavitud y garantizar derechos para todos, sin distinción de raza o clase, invitando a criollos, pardos, negros e indígenas a unirse a la lucha. Sin embargo, la rápida respuesta armada de los realistas, alertas desde la conspiración de Gual y España, repelió a los revolucionarios. Aunque la expedición fracasó militarmente, fortaleció los ideales y símbolos de la inminente liberación. Miranda regresaría en 1810, de la mano de los “Padres de la Patria”, sin desviarse de la ruta independentista.

La conjuración de los Mantuanos (1808)

Los realistas mantenían ventaja militar, reprimiendo a los patriotas con cárcel y muerte. Sin embargo, en 1808, la invasión de Napoleón Bonaparte a España, que obligó a Carlos IV y a su hijo Fernando VII a renunciar, desencadenó una crisis. La élite criolla de Caracas aprovechó este momento histórico para, con la excusa de apoyar al rey depuesto, crear una Junta de Gobierno similar a la de Sevilla, pero sin subordinación a esta.

Entre los conjurados estaban los hermanos Bolívar, el Marqués del Toro, José Félix Ribas —en cuya casa se realizaban reuniones clandestinas— y miembros del Cabildo de Caracas. Este movimiento fue el precedente inmediato al 19 de abril de 1810. Cuarenta y cinco notables firmaron un manifiesto exigiendo autonomía para gobernar la Capitanía General de Venezuela. Las autoridades españolas reaccionaron arrestando a varios conspiradores y ordenando a otros, como los hermanos Bolívar, salir de la capital. En los alrededores de la Plaza Mayor, los patriotas planificaban con táctica y estrategia para evitar bajas.

El 19 de abril de 1810 y la Declaración de Independencia

El movimiento del 19 de abril de 1810, nutrido por las experiencias e ideologías previas, fue el plan patriota más elaborado y exitoso para lograr la independencia. Logró pacíficamente el derrocamiento de las autoridades españolas, demostrando la popularidad del objetivo independentista en todos los sectores de la sociedad. Se estableció la primera forma de gobierno autónomo, la Junta Suprema de Caracas, que asumió el gobierno de la Capitanía General.

Siguiendo el ejemplo de Gual y España, la Junta dio gran importancia a la producción de documentos constitucionales y patrióticos, encomendados a Juan Germán Roscio, Francisco Isnardi y Andrés Bello, quienes elaboraron reglamentos, actas, leyes y estudios comparativos publicados en la *Gaceta de Caracas*. Fomentó un amplio debate sobre costos y beneficios, creó una Sociedad Patriótica para exaltar los ánimos y buscó apoyo internacional mediante misiones diplomáticas a Reino Unido, Estados Unidos y las islas del Caribe.

La Junta Suprema señaló el camino final hacia la proclamación de la independencia y la república. Creó un Congreso Nacional Constituyente, conformado mediante elecciones en las provincias, y le otorgó, en el reglamento electoral de 1810, la potestad de declarar la independencia. Integró a los líderes de los últimos quince años: los herederos de Gual y España, Miranda, los mantuanos patriotas, las fuerzas organizadas de afros, zambos, pardos y hasta españoles y canarios contrarios a la opresión. El acta del 5 de julio de 1811 da testimonio de ello:

Nosotros, los Representantes de las Provincias unidas de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Barcelona, Mérida y Trujillo, que forman la Confederación Americana de Venezuela en el Continente Meridional, reunidos en Congreso, y considerando la plena y absoluta posesión de nuestros derechos, que recobramos justa y legítimamente desde el 19 de abril de 1810.

El camino, lleno de diversidad, unidad, valor e inteligencia, llevó a Venezuela en quince años a concretar el sueño de varias generaciones: la independencia. Como reza el acta:

Nosotros, pues, a nombre y con la voluntad y autoridad que tenemos del virtuoso pueblo de Venezuela, declaramos solemnemente al mundo que sus Provincias unidas son, y deben ser desde hoy, de hecho y de derecho, Estados libres, soberanos e independientes (…) Y para hacer válida, firme y subsistente esta nuestra solemne declaración, damos y empeñamos mutuamente unas Provincias a otras, nuestras vidas, nuestras fortunas y el sagrado de nuestro honor nacional.

El 14 de julio de 1811, en la Plaza Mayor de Caracas, donde fueron ejecutados José Leonardo Chirino y José María España, sus hijos, Prudencio y José María España, izaron la bandera tricolor de Venezuela. La historia de un país es un asunto de unidad para la felicidad de todas sus generaciones.

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