¿Por qué defender la Carta de la Naciones Unidas?
La Carta de las Naciones Unidas es, junto a los tratados, jurisprudencia y costumbre internacionales, la base fundamental del derecho internacional, o del derecho universal dado que aplica o debería aplicar para todos Estados-nación, sin excepción.
Los cuestionamientos que desde la década de los años noventa se viene realizando a la ONU a la manera de funcionamiento organizacional que aún responde al momento de su creación hace más de 70 años y no se ha adaptado a la progresión del mundo que ha ido de lo unipolar, bipolar a lo pluripolar, aspirándose que esta forma de relacionamiento los países se guíen por las pautas del multilateralismo, y dentro del Sistema ONU o los sistemas regionales y subregionales tributarios coincidan en la búsqueda de logros a favor de sus pueblos o derivan pacíficamente sus controversias.
La Carta de la ONU como instrumento jurídico, si bien amerita algunas reformas democráticas –como la composición del Consejo de Seguridad y de órganos sus órganos especializados, en especial los económicos como el Banco Mundial y el FMI—, se sustenta en postulados universales.
Todas las premisas de la Carta de la ONU se resumen en una sola palabra: Paz. La paz para la humanidad es una necesidad, una condición para el buen vivir, para el crecimiento, para el desarrollo, para el ejercicio de la soberanía nacional, pero se ha convertido en una anhelada meta con un sinfín de obstáculos y retos. Es así que la carta, para que la paz sea superior a un alto fuego y perdure por siempre da un imperativa a los Estados miembros:
Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos y realizar la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario, y en el desarrollo.
No obstante ese llamado, los intentos por la aplicación de la justa interpretación de la Carta de la ONU como un instrumento universal para la convivencia o coexistencia pacíficas de las naciones generalmente son bloqueados por miembros muy poderosos de la organización que actúan respondiendo solo a sus intereses. El propio multilateral creo en septiembre de 1975 el Comité Especial de la Carta de ONU y del Fortalecimiento del Papel de la Organización, que como puede apreciarse, tiene ya cuarenta años sin mayor impacto en las capacidades de Naciones Unidas para avanzar en alcance de la paz. El comité ha centrado su acción en el área de la solución pacífica de controversias.
Esto es debido a que el accionar de las potencias occidentales, encabezadas por EE.UU, uno de los fundadores de la ONU, lejos de aunar para la realización de la paz en los términos de la constitución de la ONU la interpretado desde su óptica política, utilizando en su política exterior variables de la “doctrina Truman” para ir contra decisiones de autodeterminación de los pueblos incomodas a sus intereses. La variación de la doctrina, significó también la incorporación de nuevos métodos de guerra no convencional como las medidas coexistidas unilaterales, bloqueos económicos, revoluciones de colores, financiación de terrorismo todas con la finalidad de cambiar gobiernos o doblegarlos.
El Grupo de Amigos de la Carta de la ONU
En septiembre de 2021, dentro del seno de la Asamblea General de la ONU, un grupo de dieciocho países por iniciativa de la República Bolivariana de Venezuela, conscientes del significado para la paz del mundo de los postulados universales de la Carta de la ONU, pero a su vez preocupados por el debilitamiento progresivo de los mismos constituyeron el Grupo de Países Amigos de la Carta de Naciones Unidas.
La agrupación, coordinada por Venezuela, se presentó ante la Asamblea General y el mundo con la siguiente motivación: “El Grupo de Amigos considera que la Carta de las Naciones Unidas es un hito y un verdadero acto de fe en lo mejor de la humanidad. Es el código de conducta que ha regido las relaciones internacionales entre Estados por los últimos setenta y seis años, sobre la base de principios atemporales; tales como la autodeterminación de los pueblos, la igualdad soberana de los Estados, la no intervención en los asuntos internos de los Estados, y la abstención de la amenaza o el uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado”.
Su nacimiento como grupo de opinión estatal es seguido por un accionar de encuentros y reuniones de embajadores, altos funcionarios y cancilleres que no ha cesado en ningún momento. El grupo ha alertado sobre el uso del unilateralismo y el ataque al multilateralismo en la política exterior, así como las peligrosas excepciones que debilitan a la ONU, como son los casos de las resoluciones que no acatan ni Israel, ni EE.UU.
Bajo ese criterio, el Grupo de Amigos de la Carta de la ONU ha puesto sobre el tapete la politización pro occidental de temas como el terrorismo y los derechos humanos lo cual cercena la credibilidad de los consejos de la ONU, como el de derecho humanos. También para este frente de opinión multilateral, el respeto al pueblo y la integridad de Palestina es una de las banderas de acción del grupo. Las críticas que recibe esta iniciativa, provienen generalmente de sectores que viven y avalan un orden mundial controlado por los poderes hegemónicos excluyente y descolonizador.
En conclusión, en momentos en los cuales la derecha internacional arremete con todos sus métodos ilícitos para imponerse sobre la humanidad, la Carta de la ONU --la que convoca a “todos los pueblos de las naciones unidas” a construir la paz-- la acción del Grupo de Amigos de la Carta de la ONU en estos años ha cobrado una gran relevancia en la defensa de los principios fundamentales del derecho universal.