Inti Raimy

Por la Cumbre de ALBA sobre Indígenas y afrodescendientes, celebrada en el mágico pueblo andino de Otavalo, Ecuador, tuvimos la oportunidad de beber de nuestra historia viva: El Inti Raimy, la fiesta del Sol, como se traduce en lengua quechua. Inti es el Dios Sol, el padre del Inca. La celebración que dura un mes, comienza el 21 de junio, solsticio de verano, y su máxima expresión popular es el 24 del mes.
Mientras los pueblos afro recuerdan sus luchas a través de la simbólica fiesta de San Juan, los indígenas del Altiplano Andino, en Ecuador, Perú y Bolivia, conservan con su ritual popular, la más clara muestra de resistencia cultural. La población indígena en los países citados supera el 50 % del total. La base de los modos de producción: cultivo de la tierra, a través de las terrazas, se mantiene, así como las manifestaciones artísticas como la cerámica, la esculturas en madera, y las artes textiles, que guardan una increíble similitud, por su colorido, con las africanas.
La media noche del 22 de junio, los hijos del Inti toman un baño frío en las aguas de las montañas, el 23 realizan su vigilia y amanecen el 24 con cohetes, trompetas, comparsas. En la tarde noche, de acuerdo al tamaño del pueblo, cientos o miles de personas toman las calles para ver desfilar carrozas tiradas por caballo, bandas, agrupaciones artísticas tocando la mística música andina. Se suceden los bailes colectivos, tan naturales como bailar salsa a merengue.
En 1997, impresionados por la magnanimidad de Machu Pichu, escribimos “los hijos del Sol regresaran por sus tierras”. Y así es.

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