Difícil no escribir sobre fútbol
en estos días, cuando las semifinales del mundial se acercan. Cientos y
verdaderas pueden ser las críticas a la empresa que promueve este súper
espectáculo que desde las eliminatorias a la final consume dos años y despierta
todo tipo de pasiones en las variadas edades del ser humano: Desde bebes a
adultos. La palabra gol es universal y fácil de pronunciar.
Por más que la híper corporación FIFA imponga sus criterios consumistas, en el ánimo de las mayorías, encantadas por el deporte rey, está el pisar el país sede del próximo torneo de mayores. Y en el de las trasnacionales que los equipos grandes, en especial los europeos acaparen la atención y con ello vender más sus productos, dado que son esos países quiénes más capacidad de consumo poseen. Los europeos compran de todo y viajan a cualquier lugar del mundo para hinchar por su equipo. Compran y dan todo, hasta doble nacionalidades para que connotados jugadores africanos completen sus menguadas oncenas.
Por más que la híper corporación FIFA imponga sus criterios consumistas, en el ánimo de las mayorías, encantadas por el deporte rey, está el pisar el país sede del próximo torneo de mayores. Y en el de las trasnacionales que los equipos grandes, en especial los europeos acaparen la atención y con ello vender más sus productos, dado que son esos países quiénes más capacidad de consumo poseen. Los europeos compran de todo y viajan a cualquier lugar del mundo para hinchar por su equipo. Compran y dan todo, hasta doble nacionalidades para que connotados jugadores africanos completen sus menguadas oncenas.
Ese vende y compra. Dónde un
jugador es subastado en el mercado cual obra de arte, hace que año a año, el
fútbol va perdiendo aquellos jóvenes portentos que con pundonor llevaban la
bandera de su país y también las posiciones críticas ajustadas a la situación,
al contexto, a la realidad. Las fabulosas sumas de dinero que se pagan por
fichar a los astros, generalmente los reducen a gladiadores para la diversión y
le van quitando el talante ejemplar para los niños y jóvenes. Se les admira por
lo que ganan en dólares y euros más que por que por los valores humanos que
proyectan. Al menos, todavía unos lloran por perder o ganar. Y ya se les está
condenando por eso. Pero seguiremos tras el balón del mundial.
Porque, no obstante la FIFA y las
corporaciones occidentales, un mundial en el Sur, como el de Sudáfrica y el de
Brasil, siempre será un triunfo para este lado del mundo, por ser la forma más
directa de decirle al norte que aquí también tenemos capacidades humanas,
técnicas y grandezas que mostrar. Eso les duele, y allí la explicación del
porque tantas trabas para que los dos últimos mundiales no se efectuaran en el
Sur, que “También existe” y resiste.
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