Etiopía la cuna de la humanidad, la nación que nunca pudo ser invadida por ningún imperio hoy es noticia, ante la arremetida de un grupo apoyado desde el exterior para detener los avances económicos y sociales de un país que para el 2018 era considerado un verdadero milagro económico con un gobierno que luego de casi 30 años pudo lograr superar el conflicto bélico con la vecina Eritrea. Vamos a contextualizar lo que ocurre en la vieja Abisinia
Etiopía, se encuentra en el Cuerno de África, al este del continente. Su superficie es de 1.136.259 Km2, por lo que puede considerarse un país grande.
Su población aproximada es de 114.963.583 personas, con una densidad de población de 101 habitantes por Km2. Junto a Nigeria, Egipto y la RD Congo es uno de los países más poblados de África.
Un próspero gobierno
En 2019, era voz populi el desmesurado crecimiento económico etíope. Europa Occidental, prendió las alarmas. El 7 de diciembre, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, visita Etiopía visita al viejo país.
10 días después, 17 de diciembre de 2019 el país lanza primer satélite etíope ET-RSS1, de tecnología china. Etiopía se convirtió así en el noveno país africano en contar con un satélite espacial junto con Argelia, Angola, Egipto, Ghana, Kenia, Marruecos, Nigeria y Sudáfrica.
Algo bueno pasaba en Etiopía desde tiempo del repentina y sospechosamente muerto a la temprana edad de 57 años, Meles Zenawi, quien fuera integrante del Frente de Liberación del Pueblo Tigray y luego del Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FLPT/FDRPE) uno de los líderes más influyentes de África, que luego de pacificar y unir al país lo enrumbó por el sendero de la prosperidad. Los datos externos lo confirman:
En 2011, la revista The Economist denominó reseñó que Etiopía lideraba los llamados los “lion kins” africanos. Ello porque entre 2001 y 2010 la economía etíope creció a una media de 8,5%; entre 2011 y 2015 un sorprendente 10% y en 2019, antes de la pandemia del COVID 19 un nada despreciable 7,4%. La renta per cápita paso de 1999 de 556 $ a 1.110 dólares en 2010, y a 2.511$ en 2019. El empleo urbano entró en un crecimiento sostenido que significó el aumento del consumo de bienes y servicios.
Antes del COVID 19, en 2020, era uno de los siete países ¡Del Mundo!, qué más crecía.
En la salud, la esperanza de vida pasó del año 2000 al 2019 de 52 años a 66 años, la mortalidad infantil se redujo significativamente y la planificación familiar incidió en el número de nacimientos por mujer de 7 a 4 hijos, lo cual revela un fortalecimiento en la educación del país.
La inversión en infraestructura se quintuplicó, carreteras, autopista, viviendas, escuelas y sobre todo industrias aparecieron por todo el país; la industria textil, el sector de las bebidas, la producción hidroeléctrica, el algodón orgánico, y el sector hortofrutícola se dispararon. Etiopía se revelaba como un país en creciente prosperidad, aceleradamente quedaba atrás el país de las hambrunas y sequías que vivía casi exclusivamente de la cooperación unilateral, ahora llegaban inversionistas de China, India, Estados Unidos, Francia, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos.
Un largo tren chino en Etiopía
En 2016, se inauguró entre Yibuti y Addis Abeba, uno de los trenes ligeros más largos del mundo. La tecnología china, el mayor socio comercial de África, privilegiada en el tendido de la “Ruta de la Seda”.
"Este es en verdad un momento histórico, un orgullo para nuestras naciones y pueblos", dijo Haile Mariam Desalegn, el primer ministro de Etiopía, antes de subir al primer tren eléctrico y transnacional en África ⎯ "Esta línea férrea cambiará el panorama social y económico de nuestros dos países".
Cuatro mil millones de dólares en una inversión para el desarrollo que además garantiza a Etiopía un puerto seguro al mar a través de Yibuti.
Una represa polémica
En Etiopía nace una de las vertientes del Río Nilo. Según cálculos conservadores, el agua que nace en Etiopía podría saciar a toda el este de África y noreste del continente.
La represa del Renacimiento ha sido fuente de negociaciones con los gobiernos de Egipto y Sudán. Con la caída de Omar Al Bashir, de Sudán, y la llegada de un gobierno pro occidental, la oposición al llenado de la represa se agudizó. Mientras Egipto pide un retraso de hasta 8 años en la operatividad total de la represa.
La presa es parte de los planes a largo plazo de desarrollo agro industrial de Etiopía, que ha demostrado tener una agenda de largo aliento para su crecimiento y bienestar, no solo para Etiopía, sino para los países aguas abajo, han asegurado las autoridades etíopes.
Pero el caso, que implica soberanía y derecho internacional ha llegado a la ONU, mientras que factores políticos “aguas abajo”, pretenden crear crispaciones, en lugar de concertaciones.
La paz con Eritrea
En 1993, Eritrea, mediante un referendo, se separa de Etiopía dejándola sin salida al mar; una analogía que recuerda la separación de Sur Sudán de Sudán. De manera ilógica el nuevo país de Sur Sudán, nacía con mucho petróleo pero sin costas y con muchas necesidades. La ONU en ninguno de los casos previó una situación que estaba llamada a crear conflictos bélicos.
En septiembre de 2018 el presidente de Eritrea, Isaías Afwerki, y el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, firmaron un acuerdo que puso fin a 20 años de conflicto. Ahmed fue el gran propulsor de ese tratado que fortalecía las condiciones de avance social y económico del pueblo etíope.
El Conflicto del Tigray
Cuando se produce un conflicto en algún país africano, el reduccionismo analítico acude de inmediato a la razón étnica o religiosa como razón.
En Etiopía los musulmanes llegaron en el año 615, los cristianos antes, en el siglo IV. Entre estos grupos no ha habido confrontaciones. Etiopía es un modelo de convivencia entre estos grupos, que hasta celebran festividades de manera recíproca. Mientras no haya imposiciones sectarias de uno de las religiones sobre la otra, la conflictividad no aparece.
Los tigray, de profesión mayoritaria cristiana, son unos 7 millones de etíopes, aproximadamente el 6% de la población nacional. Las etnias mayoritarias son Oromo con casi 35 %; los Amhara, 27 %. Luego los Somalí, tan grande como los Tigray, y con menos de 2 % los Sidama, Wlayta, Hadiya, Afar, Gurage, Silti, Gamo, Gedeo, Kafa. Por último, los grupos de menos de un millón de personas como los Awi, Dawro, Kambata, Bench, Aari, Komso, Meskan, Ximre, Alaba, Berta, Koorete, Nuer, Argobam Kemantm Gumuz, Tembaro, Male, Konta, Gawada, Marago, Shekka,Basketo, Wolane, Burji y Dirasa. Es un amplio abanico de pueblos que conviven en un mismo territorio o en los vecinos como Eritrea, Kenia, Somalia y Yibuti
El Frente de Liberación del Tigray (TPLF) había estado en la coalición de gobierno junto al Frente Revolucionario del Pueblo Etíope (EPRDF), tras la muerte de Meles Zenawi y la llegada al poder de Aby Ahmed Ali, y con el nuevo primer ministro Haile Mariam (2012-2018), la dirigencia etíope impulsa una reunificación política del país. Marian se vio forzado a renunciar por conflictos con la oficialidad militar, en ese momento, varias protestas políticas en Oromia y Amhara, donde habitan los grupos étnicos mayoritarios sacudieron la tranquilidad del país.
Aby Ahmed, nacido en Oromo, primera mayoría étnica del país, y del EPRDF sucedió transitoriamente a Mariam en 2018, ratificado por el parlamento hasta 2021 y luego electo para el período 2021-2025, sin abandonar la vía de la prosperidad del país, propuso una reforma constitucional para que el estado dejará de lado el federalismo étnico y se constituye en una nación unitaria y multiétnica con igualdad política general. Su administración ha significado un impulso para la igualdad entre hombres y mujeres, llegando por primera vez una mujer a la presidencia de la república y promoviendo la equidad en los cargos públicos para ambos sexos.
A mediados de 2020, en Mekele, frontera con Eritrea a 800 kilómetros de Adis Abeba, la guerrilla del Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF) lidera una revuelta contra el gobierno central, no aceptando que los tigray no dominaran el gobierno de la nación y rechazando la propuesta de Ahmed sobre un sistema moderno de partidos políticos. El frente había pretendido una elección parlamentaria por encima de la ley.
La rebelión fue derrotada rápidamente por el gobierno, no obstante, logró captar la atención internacional y el objetivo de menoscabar la inmensa popularidad alcanzada por Ahmed, quien fue reelecto en 2021.
A un año de la revuelta, el TPLG lanza una nueva arremetida, prometiendo tomar el gobierno en Adis Abeba, haciendo alusión a la hazaña que lograron en 1991 de sacar del poder al marxista Mengistú Haile Mariam. En ese entonces el frente buscó fundar un estado nación que incluiría a la aún no independizada Eritrea.
Una rebelión apoyada desde occidente
La mediática internacional que en 2019 alabara a Ahmed, ahora lo criminaliza, lo acusa de masacrar a los tigray, y casi aúpa la marcha de estos grupos rebeldes hacia la capital.
El 5 de noviembre el opositor Hermela Aregawi tuiteó que una alianza del frente en Washington DC, llamó a la formación de “un gobierno de transición después de derrocar al gobierno de Ahmed por la negociación o por la fuerza”. Allí se devela el objetivo de occidente.
Lo que informa la prensa desde Europa difiere en mucho de la realidad etíope. Multitudinarias marchas de apoyo al gobierno no aparecen en las redes; tampoco la tranquilidad de las calles de Addis Abeba que continúan su vida.
La escalada del conflicto es generada por la propaganda de occidente con sus etiquetas manipuladas de los derechos humanos; pero este carece de popularidad y es rechazado por la mayoría del pueblo. Masivas concentraciones en respaldo al gobierno y a la integridad territorial se han efectuado en los últimos días, la mayor el 7 de noviembre en Addis Abeba.
Después de un año de las revueltas, el gobierno central se mantiene y ya ha realizado y ganado dos procesos electorales. El gabinete se renovó y funcionan todas las instituciones. La represa del Renacimiento continua su llenado. Las ciudades de Kombolsha y Dossis que los del frente exhiben como trofeos, no revisten la importancia militar, económica y militar que ellos le atribuyen.
Papel del Multilateralismo
La Unión Africana, cuya sede está en Addis Abeba y la Secretaria General de la ONU abogan por una solución dialogada del conflicto.
La UA, una vez se encuentra con la arremetida desestabilizadora contra su agenda 2014-2063 de desarrollo y bienestar para el continente. Así los golpes certeros contra Sudán en 2019, las situaciones en Malí, Guinea Bissau y Guinea (Conakry), la inestabilidad perpetua en Somalia, los problemas de Centroafricana, RD Congo y la destruida Libia, entre otros conflictos, desvían la atención de los caminos del progreso hacia la lucha contra la injerencia externa occidental.
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