lunes, 31 de enero de 2022

Proceso y carácter de la conquista y la colonización en el Caribe



 En este ensayo, se abordará el tópico referido a la conquista y a la colonización española en el Abya Yala, llamada por ellos “Indias Occidentales”, para posteriormente denominarse cartográficamente “América”, nombre con el cual se identifica hoy este continente, al que típicamente se le agrega también el adjetivo “Latina”, acepción francesa que se impuso por fuerza del uso, mientras que la parte insular, conquistada y ocupada por Francia, Gran Bretaña y Países Bajos, se le denomina con un nombre más propios de sus antepasados “Caribe”; la parte septentrional del continente, sencillamente se conoce como América del Norte.

En todo este gran territorio, única masa de tierra separada por miles de kilómetros de la otra parte del planeta conformada por Eurasia y África, habitaron varias culturas o civilizaciones de gran trascendencia, tres de las cuales aún sobreviven, a pesar del determinante desplazamiento, calificado de genocidio, que sufrieron con la conquista, ocupación y colonización.

La historia de los acontecimientos en este continente del Abya Yala, a partir del 12 de octubre de 1492, en principio ha dependido de los pocos historiadores para la época, y de las propias historias, notas, diarios de los navegantes, comenzando por Cristóbal Colón y sus “Diarios”, y otros conquistadores; así como de civiles y religiosos que los acompañaban. Esto significa, que las principales fuentes escritas son europeas o de mestizos, como el Inca Garcilaso de la Vega.

Los más connotados autores de esa época son el anterior, Garcilaso de la Vega, quien era hijo de un conquistador y una integrante de la realeza inca. Garcilaso de la Vega (1519-1616) en su Historia General del Perú lo hace desde la presencia y contacto con su padre europeo participe de la colonización, así como de su madre inca.

Otro cronista, es Fray Bartolomé de las Casas (1474/84-1566), cuya obra, Historia General de las Indias,  es fuente obligada de historiadores y escritores de todas las épocas. La evolución del este escritor, se expresa en su misma obra, en la cual toma partida a favor de los indígenas a quienes ve exterminar y torturar por los españoles.

Luego, encontramos a Francisco López de Gomara (1511-1562), y su Historia General de Las Indias y Vida de Hernán Cortés, escrita por relatos de terceros, entre ellos Cortés, de quien fue secretario en España. Hay otros autores como el conquistador Bernal Díaz del Castillo, quien refuta a López (1485-1584), y escribe La Verdadera Historia de la Conquista de Nueva España.

Estos historiadores, el que menos, si bien trataron de hacer relatos ilustrativos –todas estas obras están llenas de abundantes descripciones que sustituyeron la carencia de pintores y de instrumentos para captar imágenes, las que ellos plasmaron en su prosa ha sido la que hasta hace poco inspiró el imaginario artístico—, guiaron sus obras llevados por un valores subjetivos, por lo general para justificar las acciones de la colonización y la conquista, siendo de ellos, un poco más equilibrado, por su condición de mestizo, Garcilaso de La Vega.

Más cercano al Abya Yala, está el mestizo neogranadino José Oviedo y Baños (1671-1738) quien escribió Historia de la conquista y población en la Provincia de Venezuela, que es uno de los principales referentes para la descripción de los aborígenes del Caribe, que sin embargo toma referencias de De Las Casas, en varios de sus pasajes.

En los últimos tiempos el desarrollo de las ciencias como la arqueología, antropología, biología, geografía, paleontología, medicina forense que cuenta con grandes avances tecnológicos nos traen relatos científicos y pruebas que en varios casos o confirman las historia o nos dan visiones verdaderas o más cercanas a las era antes de la llegada de los europeos y posterior a ella.

Los “indios” Caribes en la prosa de López de Gomara

Para el desarrollo de este ensayo, hemos leído la Historia General de las Indias de López de Gomara (1552), sobre cuyas afirmaciones haremos algunas consideraciones y análisis

En dicha obra, López, además de las descripciones de los paisajes, gastronomía, flora y fauna, describe varias de las llegadas y conquistas de “militares” españoles, después de Colón, a diversos puntos del Caribe, Insular, el costero (Venezuela, Colombia, Centroamérica); México, Chile y Perú (de este relata con amplitud, la guerra civil entre los españoles Almagro y Pizarro).

López, a lo largo de su  obra describe a la gente Caribe de la manera más cruda, los presenta como auténticos salvajes, aberrados, y en particular como carnívoros. Una vez que estos “indios”, que al principio fueron pacíficos se rebelan, son considerados por el autor, como “carnívoros”, herejes  y depravados. En cada batalla que pierde un batallón español,  los caribes “matan y se comen a los europeos”, de acuerdo con López, que de esta manera predispone al lector, que para la época, leían solo los burgueses y los nobles, contra los pueblos originarios.

 Un manejo, adrede, de lo religioso, que siempre estuvo presente en las relaciones de dominación de España con los territorios invadidos. A los aborígenes los calificó de paganos, adoradores del demonio, aberrados y carnívoros, suficiente expediente para exterminarlos. A los africanos esclavizados, de brujos y brujas, a los cuales llevaría miles a la hoguera; y a los patriotas de infieles que merecían un castigo divino. De tal manera que la conquista estaba ampliamente justificada, a pesar de las muertes.

  López, por ejemplo narra las matanzas por españoles de indígenas considerados homosexuales, asesinatos, que según López agradecen los “indios”. Es una constante en la obra el tema sexual, visto como perversión en los indígenas, es decir, como pecado que merecía el castigo. Téngase en cuenta que López era un eclesiástico, y su pluma además de responder a la nobleza, estaba obligada por sus votos religiosos.  En ese prontuario histórico, López, afirma que antes de casar a una doncella india, ésta debía permanecer dos años encerrada. Luego antes de entregarse a su novio era probada por los caciques, si el novio era un cacique, o por los iguales del novio. A este expediente inquisidor sumaba, uno pero “los caribes creían y adoraban al diablo”.

El trato en la obra a la mujer indígena es denigrante, muy contrario a la obra de Oviedo y Baños, que ofrece la descripción de mujeres piaches o cacicas respetables y de gran valor, y de matrimonio estables como el Guaicaipuro con Urquía. Pareciera López, desconocer la historia del Imperio Romano, donde los escándalos y perversiones todavía causan asombros.

Sobre el argumento del canibalismo. Expresamos arriba, que si bien no hay historiadores para la época que escribieran la historia desde la perspectiva indígena, los avances de la ciencia ya dan testimonios reales. Por ejemplo un equipo de arqueólogos de la Universidad de Syracuse dice que:

El doctor Arthur Reginald “Reg” Murphy, arqueólogo de Antigua quien encabeza el equipo de investigadores y arqueólogos de la Universidad de Syracuse, el Farmingdale State College y el Brooklyn College, expresó a The Guardian que, del análisis de su dieta, no han encontrado evidencia de que los caribes alguna vez comieran humanos… Hemos aprendido que, lejos de ser caníbales, en gran medida vivían de animales y de peces», expresó Valmond, quien es descendiente de caribe. La imagen de los caribes como caníbales salvajes se basa completamente en relatos coloniales: «No sabemos nada de ellos, excepto lo que nos dijeron los europeos, y ellos tenían su propia agenda», puntualizó Murphy. (El Adoquín: https://eladoquintimes.com/2018/05/16/los-indios-caribes-el-mito-del-canibalismo-y-sobre-juan-garrido/)

Esta investigación científica de 2018, aunque como toda indagación tiene sus contra investigaciones, ha empezado a poner las cosas en su lugar, o al menos no dar por cierto toda la historiografía europea sobre los Caribes.

Estos Caribes eran más bien pacíficos e ingenuos como lo relata el propio López. Cuenta que el conquistador  Diego Velázquez  recibió de los indios en un caserío diez  granos de oro, un ídolo de oro, una cabeza de perro hecho de calcedonia, una medalla de oro,  cuatro zarcillos de turquesa,  un collar de oro, una trenza de oro, una rana de oro, seis gargantillas de oro, cinco máscaras de piedra de oro,  camisetas y mantas de algodón. Y a cambio le dio a los pacíficos hombre color canario:   dos camisas, dos espejos, dos cintas de cuero, dos zarcillos, dos tijeras, cuatro cuchillos, tres peines, cien alfileres, tres medallas y doscientas cuentas de vidrio, y cosas de poco valor.  Oviedo y Baños, en la obra que hemos citado dice de los caribes:

Al tiempo de su conquista era habitada esta provincia de innumerable gentío de diversas naciones, que sin reconocer monarca superior que las dominase todas, vivían rindiendo vasallaje cada pueblo a su particular cacique; pero después de las mudanzas del tiempo, y la continua extracción de indios, que por espacio de más de veinte años se hizo para las islas de Barlovento, y otras partes, la consumieron de suerte, que el día de hoy en ochenta y dos pueblos, de bien corta vecindad cada uno, apenas mantienen entre las cenizas de su destrucción la memoria de lo que fueron (p 32)

La conquista se hizo precisamente aprovechando muchas veces la buena voluntad de los indígenas que aceptaban, bien sea por creencias religiosas, por la abundancia a aquellos hombres extranjeros. De los indígenas salieron los guías, los traductores de idiomas; por la fuerza sería servidumbre; y por la habilidad política del conquistador serían divididos y puestos a luchar entre ellos, a muerte. No obstante, los comentarios López, debe aceptar la fuerza de la evidencia de sus informantes sobre el método de conquista y colonización sobre los territorios caribes:

Hay ahora pocos indios, y aquellos son cristianos. La culpa de su muerte cargan a los gobernadores, y la crueldad, a los pobladores, soldados y capitanes (López, p.105).

Bibliografía:

- De Las Casas B (1559) Historia General de las indias.

- De La Vega Garcilazo (1616) Historia General del Perú. Recuperado de http://shemer.mslib.huji.ac.il/lib/W/ebooks/001531298.pdf

- El Adoquín: Recuperado de https://eladoquintimes.com/2018/05/16/los-indios-caribes-el-mito-del-canibalismo-y-sobre-juan-garrido/)

- López de Gomara (1552). Historia General de las Indias

- Oviedo y Baños (1616) Historia de la Conquista y población de la provincia de Venezuela               Recuperado de    https://biblioteca.org.ar/libros/211673.pdf

 

 

  

 

 

 


La vivienda prehispánica en el Caribe

 


Un aspecto atractivo del período pre hispano es la arquitectura. En el caso de las grandes culturas como las centroafricanas y suramericanas estas han sido ampliamente estudiadas por las ciencias sociales, como la antropología y la arqueología. Aún hoy, se exploran con ahínco, por la magnitud de las grandes ciudades que legaron tan avanzadas civilizaciones.

No ha sido así para la arquitectura prehispánica de las naciones arahuas y caribe que poblaban las costas del Abya Yala, de lo que hoy va de Venezuela hasta Guatemala, incluyendo las islas mayores y menores del Mar Caribe. Los estudios como el de Juan Bosh, El Caribe frontera imperial, se centran más en los pormenores de la colonización y conquista, así como en las luchas de resistencia y rebelión de los Caribes, especialmente en la Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico, Colombia  y Venezuela.

De los caribes se ha puesto especial atención en sus habilidades como navegantes, lo cual queda demostrado por los constantes desplazamientos que hacían por todo el mar interno. Por ejemplo, la ruta tradicional del Este de Venezuela hacia el rosario de islas que cercana como Trinidad Tobago, hasta Barbados.

Los primeros datos sobre el paisaje humano de los Caribes los proporciona el propio Cristóbal Colón en sus Diarios de Viajes.

Sus casas eran de adentro muy barridas y limpias, y sus camas y paramentos de cosas que son como redes de algodón; ellas, las casas son todas a manera de alfaneques y muy altas y buenas chimeneas, mas no vide entre muchas poblaciones que yo vide que ninguna pasase de doce hasta quince casas (p.39)

Las redes de algodón eran las hamacas y chinchorros, espectacular cama área que protegía de la humedad del suelo de tierra y del peligro de algún animal rastrero o salvaje. Luego Colón tendría noticias de inmensos poblados que podían superar las 500 viviendas.

Las viviendas tenían forma de tienda de campaña (alfaneques), de gran altura; lo que significa que su construcción consideraba el calor y la humedad. Dentro de ellas, sus habitantes colgaban hamacas o  chinchorros para dormir, por lo que tenían buenas columnas de madera. Colón cita la presencia de chimeneas, que también puede ser elementos de ventilación, dado que por lo general las comunidades indígenas cocinaban al aire libre, pero en tiempo de lluvia, dentro del amplio bohío, cuya altura y salida de aire permitía la salida del humo de manera natural.

Bosch (2009) alude que los arahuacos y los caribes tenían viviendas muy parecidas. Habitaban  grandes bohíos o caneyes familiares (más adelante veremos la diferencia de estas dos edificaciones). Bosch apunta, que para los indígenas familia significa padre, madre, hijos, abuelos, bis abuelos, primos, sobrinos, algo más que la conocida familia extendida, por consiguiente necesitaban grandes viviendas colectivas.

Continúa Colón su descripción, llena de asombro: “El señor los llevó al lugar a una casa redonda que parecía un templo, donde los sentó en banquillos muy labrados de palma negra".

A lo largo de diario de Colón y de otros cronistas aparecen referencias a muebles, decorados, máscaras, pinturas que denotan que si bien las viviendas podían ser desmontadas rápidamente, había una cierta pertenencia al poblado. El descubrimiento de jeroglíficos, en una guía sobre la cercanía de estos pueblos; así mismo, en ocasiones, se han conseguido construcciones de acueductos con cierta complejidad, como por ejemplo, en los Caquetíos en el Estado Falcón, quienes llevaban agua dulce por acueductos desde la Sierra a la zona que hoy ocupa la ciudad de Coro. Los Caquetíos califican dentro de las denominadas culturas hídricas, comparables las que poblaron las riberas del Nilo en Sudán y Egipto. Su características principal fue la de hacer sus moradas respetando el bosque y las riberas, y canalizando el agua de los ríos para aprovechar sus ciclos de crecida.

Soraluce-Blond (2003) en su ensayo “El Bohío cubano: Arquitectura de Cubierta vegetal en el Caribe”, cita las visiones de varios cronistas españoles, no solo en Cuba, sino en otras zonas caribeñas. De él tomamos varias descripciones. Los cronistas refieren que la casa del cacique o jefe vivía en una casa redonda que estaba dividida en dos piezas. Una demostración de jerarquía, en la cual se mostraba que el jefe no vivía en el bohío o caney familiar, sino que lo hacía en una casa grande de dos piezas, una de ellas para recibir a la visita, atender a sus principales, y una más privada. En hechos narrados sobre los caciques venezolanos, es común la narrativa de la casa o choza del jefe. En ocasiones estas viviendas hechas de paja y madera fueron quemadas por los enemigos, como fue el caso del Cacique Guaicaipuro.

Las viviendas en varias oportunidades formaban pueblos cuyo eje era una plaza que tenía un gran árbol en el centro. “Las casas eran altas y redondas, hechas de madera con techos de palmas y otras diferentes hojas que llegaban al suelo, maravillosamente fabricadas”, señala De las Casas. Colón refiere que sus hombres llegaron a ver pueblos de hasta 500 casas y miles de indígenas viviendo en ellas. Normalmente, los españoles desplazaban esas poblaciones por la fuerzas, y allí construían sus poblados.  De las Casas, ratifica lo que vio Colón y varios de los conquistadores:

 Las casas son de madera y paja muy luengas y delgadas, hechas del modo de una campana, por lo alto angostas y a lo bajo anchas y para mucha gente bien capaces, dejan en lo alto un respiradero por donde salga el humo y encima unos caballetes o coronas muy bien labrados y proporcionados (p.264)

Los pocos investigadores de esta arquitectura, distinguen dos tipos de moradas, que todavía pueden verse en poblaciones indígenas caribanas. La casa de forma redonda cónica y la casa oblonga. En la etnia Pemón, en Venezuela: se distinguen tres tipos: oblongas o elípticas, cuadradas y redondas. A pesar del predominio colectivo, de vivienda familiar, algunas de ellas eran cercadas, con una verja natural de ramas, hilos de algodón o bejuco de no más de un metro de altura.

Soraluce-Blond (2003), señala uno de los motivos principales para el establecimiento de los poblados indígenas:

Los indios Taínos vivían agrupados en pequeños pueblos a los que llamaban yucayeques, esparcidos por las islas, aunque casi siempre situados junto a los ríos y a las costas del mar. Así podían obtener fácilmente el agua, bañarse, pescar y cazar animales. El estar cerca de las aguas les permitía trasladarse de un lugar a otro en pequeñas embarcaciones o canoas. Las casas de los yucayaques formaban agrupaciones urbanas llamadas bateys, a modo de plazas rodeadas de cabañas. Las construcciones eran de dos tipos diferentes, los bohíos y los caneys. Ambas se fabricaban con cañas o ramas muy unidas y amarradas con bejucos. Las techaban con guano, la hoja de la palma y los suelos eran de tierra apisonada (p.1)

Estas construcciones eran bien cuidadas. Como puede verse usando materiales naturales como árboles y tierra (bahareque). Algunas a cuatro aguas, otras a tres y de dos. El techo era de hojas de palma, palma brava y en ciertos casos de cactus. En el caso de las viviendas familiares no existían divisiones internas, muy acorde con la libertad en el vestir “escaso”, o más bien lo necesario, y acorde al clima de los originarios.

Paseándonos por esas realidades, se deduce que los caribes, además de buenos navegantes, eran buenos arquitectos. Bien es sabido, lo complicado que es la construcción circular, la cual los caribe dominaban perfectamente en la edificación de los bohíos.

Los españoles expresaban la gran habilitada que poseían, siendo capaces de construir un pueblo en dos o tres días con aquellas maravillas de viviendas, en las que no pocas veces habitaron los colonizadores. Además de que sus primeros pueblos, fueron de aquellos materiales, si bien los capitanes se referían despectivamente a ellos como “rancheríos”.  La técnica para de construcción, el material cercano y abundante, posibilitaba los desplazamientos periódicos que hacían tribus enteras bien sea por clima, falta de alimentos, catástrofes naturales, o luego de la llegada de los europeos, por la guerra. En cuanto a que diferenciaba el bohío (figura 1) y el caney (figura 2), apunta Soraluce-Blond (2003)

Se encuentran en la forma y en el tamaño. Los bohíos eran rectangulares y los caneys circulares, más amplios mejor construidos y poseían al frente un porche. El Caney era la casa de los jefes o Caciques según algunos autores, aunque Colón encontró grandes caneys de uso colectivo, su forma troncocónica se remataba en la cumbrera con una estructura de madera por donde salía el humo. A la salida de los poblados también construían casas elevadas sobre horcones y aisladas del suelo a las que llamaban barbacoas, construcciones adaptadas a zonas pantanosas o para los bordes de los ríos (p.2).

En la anterior cita, encontramos una referencia a los llamados “palafitos” que aún hay en el Lago de Maracaibo y que tan gran impresión causaron a los europeos. La técnica del palafito, requería del conocimiento del tipo de madera que pudiera perdurar sobre el agua y contener la humedad.

Las viviendas de los caribes, cumplían su principal función de abrigo a la familia y de fundamento social en la formación del pueblo. Los conquistadores, en sus diarios, incluyendo a Colón, se refieren a la belleza de esas casas, muy pulcras. Hasta hacen alusión a esculturas y máscaras que adornaban aquellas casas.

Importante tema este sobre las edificaciones prehispánicas Caribe. El material con el cual fueron construidas, en perfecta armonía con la naturaleza, lo que hoy se calificaría como “biodegradable”, haría que además de las quemas a las que fueron muchas veces sometidas en las guerras de rebelión, con el tiempo se fundieran nuevamente en la naturaleza. Su testimonio es aún, la herencia de pueblos caribes que aún viven en varios espacios de Venezuela, Brasil, Colombia y Centro América. “Son seguras, limpias y sanas, es un placer verlas y habitarlas”. (Colón el 17 de octubre de 1492).




 

Bibliografía

-Bosch, J. (2009). El Caribe Fronteral Imperial. Fundación Juan Boch. México. Recuperado de http://biblioteca.diputados.gob.mx/janium/bv/ce/scpd/LX/cris_colon.pdf.

Colón, C  (SF). Los Diarios de Colón.  Recuperado de https://juancarloslemusstave.files.wordpress.com/2014/07/diarios-de-colc3b3n.pdf

De Las Casas, B (1561). Historia de Las Indias. Libro I. H

Soraluce-Blond, J, (2003). El bohío cubano: Arquitecturas de Cubierta Vegetal en el Caribe. Cuaderno de Etnografía Canaria. II Época – nº 14 abril 2003- pp. 144- 147) Universidad de A Coruña

 

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