Roscio es el actor político e ideólogo americano más importante de la I República. Su acción es interrumpida por la cárcel y el exilio en donde no deja de producir.
En 1818 vuelve a la vida política nacional en papel estelar en las diversas áreas del poder público, cimentando la reconstrucción de la institucionalidad de Venezuela y la Colombia unida. Al morir, en pleno ejercicio de sus facultades, ejercía los cargos del Presidente del Congreso Constituyente y Vicepresidente de Colombia. Era el hombre más importante después de Simón Bolívar que le había confiado el papel de guía en la constitucionalidad y organización de la Colombia Integrada.
Estos elementos son pocos valorados por la historiografía venezolana que enseña apenas que el mestizo guariqueño fue el “redactor del Acta de la Independencia” y de “la Constitución”, empeñándose en hacer de Roscio el antagonista de Miranda o enemigo criollo de Glorioso Precursor.
Los gobiernos venezolanos, los historiadores desde 1830 hasta ahora han aminorado la obra patriótica de Juan Germán Roscio Nieves y hasta uno que otro periodista se dedica en redimensionar episodios en perjuicio del legado de nuestro mayor prócer civil, negando a América el conocimiento del principal artífice de la institucionalidad en su primera etapa y cuya trascendencia aún perdura en nuestra vida republicana, pues su pensamiento sobre la igualdad entre los seres humanos, la soberanía popular, la conformación de las instituciones, la honestidad de los funcionarios públicos está plenamente vigente.
Roscio bien puede ser recordado en variadas instituciones, por su extensa hoja de servicio público y privado. Por la UCV, donde fue uno de sus más distinguidos y místicos profesores de derecho; por el Colegio de Abogados, al ser el primer venezolano que gana un juicio para ser admitido en ese cuerpo y de esa forma universalizarlo; por la Cancillería por ser el primer Canciller de la independencia; por el Ministerio de la Defensa, pues ejerció la Secretaría de Guerra y Defensa en la Junta Suprema de Venezuela; por el Ministerio de Planificación y Finanzas porque dirigió la Secretaría de Hacienda; por la Presidencia de la República, porque fue miembro del Segundo Triunvirato (marzo – julio de 1812) y estuvo frente a la Presidencia de turno, donde firmó y entregó el decreto que designaba a Miranda Generalísimo y Dictador; por la Asamblea Nacional por ser el autor de la organización del primer Congreso y de su primer reglamento, así como diputado firmante del Acta de la Independencia e inspirador redactor de la Primera Constitución Nacional de Venezuela y Presidente del Congreso Constituyente de Angostura, además de Presidente para el Congreso de Cúcuta que formalizaría en 1821 la gran República de Colombia; por el Consejo Nacional Electoral, por hacer el primer reglamento de elecciones del que se tenga noticia en América; por la Vicepresidencia de la República por ser el primer Vicepresidente que ha tenido el país. Por el lado de la comunicación social fue co redactor y directivo de la Gazeta de Caracas durante la Primera República y Director del Correo del Orinoco.
Algunos pretendieron, de manera absurda, hacer ver que Roscio se opuso a la Independencia; los hay que piensan sin más que contra él escribió Bolívar parte del Manifiesto de Cartagena, al referir las causas de la caída de la Primera República, y personifican en Roscio la reflexión del Libertador sobre los intelectuales en la conducción de la Patria, analizándola fuera del contexto. El mismo Roscio fue un crítico severo contra los filósofos que no pasaban a la acción y contra los que concibieron la discriminación racial. Bolívar en 1816 lo llamaría para que ayudara a la construcción de la República, arrasada por la guerra.
Los más osados, siguen sosteniendo que la Junta Suprema, creada el 19 de abril de 1810 era nada más que un mecanismo de protección a los Derechos de Fernando VII, sin entrar a examinar la estrategia política – diplomática que aquello significó y que constituyó una tendencia en otras provincias de América como Nueva Granada, Quito, Río de la Plata y México entre otros. Y menos han estudiado los decretos de la Junta y sus instrucciones diplomáticas. La Junta Suprema dejó la mesa servida para la Declaración de la Independencia por el Congreso Constituyente que convocó para tal fin, como se comprueba al revisar las acciones y escritos de aquella instancia. Así como es sencillo corroborar que el gran pensador, ideólogo y escritor de los grandes documentos de aquel movimiento fue Roscio Nieves.
En medio de las celebraciones de la fecha del Bicentenario 19 de abril y de las acciones de la Junta Suprema, no se entiende que se citen varias acciones que había dirigido Roscio Nieves, sin darle el necesario crédito. Como el envió de las misiones diplomáticas, las proclamas al mundo, y su difícil papel en aquellos años que terminaron con su cuerpo en una cárcel africana, acusado de “monstruo” por su papel de arquitecto de la República.
La carencia de la divulgación de la obra de Roscio, también está relacionada, por la tendencia de los historiadores que hasta hace poco se ocupaban casi en exclusiva de los honores que, merecidamente, están cubiertos los héroes castrenses.
Pocos sabrán que en varias oportunidades Roscio quiso tomar las armas, o que fue ministro de guerra y marina. Pero más allá de esa visión, su aporte como prócer civil a la edificación de la Patria es innumerable, y fueron tan necesarios como las armas, tal como lo expresará Bolívar en una carta de 1816, en la que pide a Roscio, Madariaga y Paz Castillo ayudar a edificar la república.
De Roscio dijo en 1823, Andrés Bello, con acertada claridad: “De la naciente libertad no solo fue defensor, sino maestro y padre”. Es muy cierto.
EL PRIMER JUICIO POR LOS DERECHOS CIVILES EN AMÉRICA
160 años antes que la afro estadounidense Rosa Park desafiara las leyes segregacionistas de su país al sentarse en los puestos “para blancos” de un autobús en Montgomery, Alabama, una mujer mestiza, zamba, se enfrentó a la muerte al atreverse a arrodillarse en una alfombra en la misa, privilegio reservado a las mantuanas-
El nombre de aquella mujer era Inés María Páez que cansada de las humillaciones y discriminaciones por las leyes realistas, en 1797 desafió al Cabildo de Valencia.
Inés María fue sometida a un juicio que de seguro le conduciría a la muerte. Es entonces cuando aparece el laureado abogado Roscio Nieves quien realiza una documentada defensa que constituye el primer antecedente de lucha jurídica contra la discriminación racial en Venezuela y América. En aquel juicio se puso frente a frente dos visiones del mundo, el de la libertad y la opresión. Juan Germán Roscio exponiendo argumentos de avanzadas y pregonando la igualdad total de todos los hombres y mujeres, gana aquella disputa a la Corona Española.
En este año Internacional de la Afrodescendencia, la figura de Inés María Páez y Roscio Nieves son ejemplos del largo camino a la independencia integral de nuestra Patria Grande.
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Esta información puede ampliarse en el Libro de Reinaldo Bolívar (2011): Los Olvidados del Bicentenario, Juicio final al Mestizo Juan Germán Roscio Nieves. Edit El Perro y la Rana, 2011
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