El 21 de
septiembre de 1773 nació en San José de Tiznados, Estado Guárico, Matea
Bolívar, quien pasaría a la posteridad con el nombre de la “Negra Matea”.
Durante el Foro
sobre Afrodecendencia y descolonización de la Memoria una historiadora
de Puerto Rico, sorprendió a los participantes al manifestar su sorpresa de que
Matea no formará parte de los héroes y heroínas que reposan en el Panteón
Nacional, dada la inmensa incidencia que tuvo en la formación del más grande
hombre de América y los servicios que prestó a la causa de la Independencia.
Uno mismo se entristece
al no ver cada 21 de septiembre un homenaje a la distinguida maestra e
internacionalista cuyo nombre adorna instituciones educativas, sociales y hasta
el tanquero emblemático (antes con
nombre de Miss) que en 2002 un grupo de golpistas quiso hacer estallar en el
lago de Maracaibo.
Matea ya con
unos 40 años, fue designada por el
General y Jefe Supremos de Venezuela, Simón Bolívar, en 1814, en plena
emigración forzada de los habitantes de Caracas a Oriente para que acompañara y
protegiera a sus hermanas Juana y María Antonia que saldrían del país a fin de
buscar refugio en el Caribe.
Luego de una
azarosa peregrinación a La
Guaira, Matea; Juana y la familia Clemente – Bolívar logran
embarcarse rumbo a Curazao. Vale recordar que la travesía debía hacerse
atravesando el grandioso y ancho Guaraira Repano, subiendo por la hoy “Puerta
de Caracas”, en La Pastora, hasta llegar a Macuto, en pleno Litoral Guaireño.
Los realistas en el poder, bajo las órdenes
del sanguinario Boves, ordenan una cacería
del Libertador y sus parientes. Mucha gente muere en los caminos de Barlovento,
desde Barcelona familias enteras, alcanzan el mar para escapar. Se refugian además de Curazao, en Aruba, Haití
y Jamaica. En estas dos islas buscaría cobijo el propio Libertador.
Matea y Maria
Antonia, despintando a sus perseguidores, salen de Curazao y llegan en 1817 a Cuba, donde gracias a
viejas amistades de Bolívar se establecen en La habana hasta 1821.
Una vez que
Bolívar derrota a los realistas en la Batalla de Carabobo, regresan a la
recuperada Caracas, tras 7 años de un duro exilio en el Caribe. Matea
continuaría con los Clemente – Bolívar dándoles el soporte de su fortaleza,
espiritualidad y lealtad jurada a su amado Simoncito.
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