Reinaldo Bolívar
A propósito del cacareado 21 de diciembre de 2012,
y una supuesta Profecía Maya sobre el fin del mundo, han surgido burlas pre
meditadas, inducidas e inocentes contra Los Mayas.
Las dos primeras, en un revanchismo religioso
contra una de las culturas (o civilizaciones) más avanzadas de historia de la
humanidad, cuyos alcances y perfección en ingeniería y arquitectura dejaron
boquiabierto a los invasores españoles, como atestiguara Hernán Cortés.
"En toda Europa no he visto puentes, calles y
ciudades como las que he encontrado aquí".
Y ni imaginaba el invasor los avances en
astronomía, ciencias puras y formas de organización socio política de aquella
poderosa confederación de pueblos que habitó el centro de América y cuyo
esplendor despertó tanta envidia en el español que decidió sepultarlo. Tal vez,
esta parte la desconocen los que inocentemente hoy hacen burla de la supuesta
predicción Maya, obviando adrede lo central de su calendario “el cambio de era”.
Es decir, el fin de una época que no precisamente ha sido muy buena para la
humanidad y que ahora, en esta parte del mundo, se avizora con mayor esperanza,
gracias a que el espíritu de nuestros antepasados indígenas, sean Mayas, Aztecas,
Aymaras, Quechuas, Caribes, Arawaks, Mapuches, de nuestra ascendencia africana está presente ahora en
nosotros, en dirigentes como Chávez, Eco, Correa, Ortega, Castro, Lula...
Herencia que dignifica nuestras luchas y le da el
sentir nuestroamericano que las transculturización capitalista, la que nos
introduce sus fiestas de Halloween, su santa pepsicoliado, su comercial “viejito
verde” del 21 de diciembre para vender inciensos y esoterismos, quieren
desaparecer. Tal como enterraron los grandes templos indígenas de México y Perú
para pisotearlos con sus iglesias usurpadoras. Mas la fuerza de la sabiduría de
los pueblos de Abiayala se impuso, y mientras los terremotos y fenómenos naturales
se llevan la arquitectura usurpadora, las grandes obras indígenas permanecen
como testigo de lo que fuimos y de lo que debemos ser.
Pero, entrando en ese tema de los cataclismos.
Imaginar el fin del mundo es uno de los
favoritos de los cristianos, cuyas jerarquías los asustan a diario con el
infierno, el demonio e ideologías no afines al capitalismo. El libro del Apocalipsis, el manoseado e
incongruente Nostradamus, son fuentes inagotables de literatura barata y cine
de ciencia ficción, que llena las arcas de unos pocos que han aprovechado esa
extraña condición de los seres humanos de querer conocer lo más feo del futuro.
Ahora, no vengan los propagandistas anti culturales
con eso de "se equivocaron los Mayas", para desvirtuar las excelentes
observaciones astronómicas de aquella civilización sobre los cambios en esa
área. Cuando son ellos los que apenas ven que coinciden los números en el
almanaque salen de numerologos a dar los más negativos pronósticos.
@bolivarreinaldo
saludos camarada buen Articulo, saludos
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