Cómo evitar un golpe de estado (1)


Cómo evitar un golpe de estado (1)
Lo primero es saber que la derecha es experta en negar la evidencia, confiada en que el trabajo de disociación a sus seguidores los hace inmune a la verdad y los convence de que nada es bueno “no importa que sea bueno”.
Como antídoto es imprescindible una campaña comunicacional que consideré ese elemento sicológico, que además sin abandonar los patrones convencionales de la información y divulgación (estar seguro que el mensaje llega y es respondido) considere la sencillez, creatividad y brevedad.
Lo segundo, es evitar que la ciudadanía acepte como normal que un gobierno pueda ser cambiado por un “golpe de estado”, sea cual sea este (violento, institucional, por intervención extranjera). La derecha no habla de golpe de estado, pero realiza acciones contundentes para sembrar en el consiente e inconsciente colectivo que un cambio de gobierno puede hacerse por cualquier vía. Para ello, relaciona malestar con gobierno y bienestar con cambio de gobierno. El mensaje se dirige a dos capas de la población: los adultos mayores provenientes de tendencias políticas del pasado que nos importa el bienestar sino volver a usufructuar los recursos del país; y a la población joven, pues piensan que no han comparado el antes y después de la Revolución Bolivariana.
Como antídoto: una continua campaña de concienciación, de divulgación comparativa del antes y después. Acercamiento constante al sector juvenil con trabajo presencial, con atención directa, con círculos de estudio, con incorporación creativa de la historia a través de las artes, la literatura, el cine, el deporte. Un trabajo en las universidades más protagónico, que muestre el peligro real en el cual están los logros universitarios tantos materiales, pero sobre todo la inclusión.
Lo tercero, defender sin ambages el período de gobierno del Presidente Constitucional de la República, electo por la mayoría de la ciudadanía, por lo que toda alusión en contrario, toda descalificación de talante democrático es una ofensa e injerencia al derecho del pueblo al darse su propio gobierno democrático.
Son tareas para los partidos políticos de la Revolución. Hacerla y aprender cómo, en la acción.

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