Lo primero es saber
que la derecha es experta en negar la evidencia, confiada en que el
trabajo de disociación a sus seguidores los hace inmune a la verdad
y los convence de que nada es bueno “no importa que sea bueno”.
Como antídoto es
imprescindible una campaña comunicacional que consideré ese
elemento sicológico, que además sin abandonar los patrones
convencionales de la información y divulgación (estar seguro que el
mensaje llega y es respondido) considere la sencillez, creatividad y
brevedad.
Lo segundo, es evitar
que la ciudadanía acepte como normal que un gobierno pueda ser
cambiado por un “golpe de estado”, sea cual sea este (violento,
institucional, por intervención extranjera). La derecha no habla de
golpe de estado, pero realiza acciones contundentes para sembrar en
el consiente e inconsciente colectivo que un cambio de gobierno puede
hacerse por cualquier vía. Para ello, relaciona malestar con
gobierno y bienestar con cambio de gobierno. El mensaje se dirige a
dos capas de la población: los adultos mayores provenientes de
tendencias políticas del pasado que nos importa el bienestar sino
volver a usufructuar los recursos del país; y a la población joven,
pues piensan que no han comparado el antes y después de la
Revolución Bolivariana.
Como antídoto: una
continua campaña de concienciación, de divulgación comparativa del
antes y después. Acercamiento constante al sector juvenil con
trabajo presencial, con atención directa, con círculos de estudio,
con incorporación creativa de la historia a través de las artes, la
literatura, el cine, el deporte. Un trabajo en las universidades más
protagónico, que muestre el peligro real en el cual están los
logros universitarios tantos materiales, pero sobre todo la
inclusión.
Lo tercero, defender
sin ambages el período de gobierno del Presidente Constitucional de
la República, electo por la mayoría de la ciudadanía, por lo que
toda alusión en contrario, toda descalificación de talante
democrático es una ofensa e injerencia al derecho del pueblo al
darse su propio gobierno democrático.
Son tareas para los
partidos políticos de la Revolución. Hacerla y aprender cómo, en
la acción.
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