Crecimiento económico o Nada: ¿Qué debemos hacer?

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Venezuela es un país petrolero y en torno a esta riqueza debieron crearse las ventajas competitivas en otras tres o cuatro áreas productivas para insertar al país en la economía mundial. O en términos más comunes, tener la posibilidad de vender el excedente de esos tres o cuatro productos para asegurar que con esos recursos se compraran aquellos bienes que resultaría desventajosos producir nacionalmente. Hay que superar la ilusión de creer que todo lo que consume el país se puede hacer, menos sino se cuenta con un gran mercado. Y bien sabemos que la integración económica suramericana sigue estanca en los años 60 del siglo pasado. No es necesario ensamblar celulares, o computadoras en Venezuela, es más rentable especializarse en fabricar un componentes esenciales y expórtarlos, estos recursos darán para comprar los celulares o computadoras necesarios un mercado tan pequeño como el venezolano. Vale decir, crear ventajas competitivas. Haciendo el chasis de un vehículo se obtiene más ingresos a escala que ensamblando esa misma unidad.

Consolidar una Base Productiva

En primer lugar, Venezuela no consolidó una base productiva que garantizara dos tercios de la producción de la cesta alimentaria básica en aquellos productos como el maíz, el arroz, las caraotas, frijoles, leche, carnes rojas y blancas. Así como ha bajado la producción petrolera se ha reducido la producción agropecuaria. Ello se lograba con la inversión petrolera en el campo, con los créditos, con la formación para el trabajo agrícola y adecentando las zonas rurales (garantizando servicios como educación, salud, recreación, energía eléctrica y vialidad); facilitando los insumos como fertilizantes, repuestos para la maquinaria. Dos tercios sería todo un éxito. El otro se adquiriría con los excedentes arriba enunciados.

Rescatar integralmente la industria de los hidrocarburos

En segundo lugar, la industria petrolera se vino a menos. Una de las causas del actual aumento del precio del barril del petróleo es la insólita baja de la producción venezolana. En realidad, la baja de la producción petrolera venezolana ha beneficiado a los socios OPEP (no necesitan bajar sus cuotas) y a los no OPEP. Venezuela ha perdido importantes mercados para la exportación y hasta debe comprar crudo para sus refinerías en el exterior, diesel  y nafta para producir gasolina. Nuestras refinerías no están siquiera a la mitad de su capacidad instalada. La industria debe volver a ser competitiva para recuperarse como primera fuente de divisas y cumplir su función motora de desarrollo.
Urge reactivar los pozos petroleros, la infraestructura operacional de la industria, como las líneas submarinas del lago de Maracaibo, los almacenes de crudo; reponer el inventario de maquinarias y logística robados que dejó desmantelado decenas de pozos, y darle toda la seguridad que requieran; modernizar o sanear las refinerías para que el país pueda surtirse plenamente de combustibles y volver a exportar gasolina, lubricantes y demás derivados. Por nada del mundo debemos volver a ser un mono exportador de crudo e importador de refinados.

Es perentorio el reforzamiento de la petroquímica. Allí está una de las máximas líneas de ingreso de divisas para país si se hace de verdad competitiva esa industria. Muchos productos de la rutina humana provienen del petróleo: plásticos, gomas, poliéster, cauchos, utensilios del hogar, fertilizantes, bloques de construcción, entre otros.  PEQUIVEN es puntal para abastecer el mercado nacional de productos derivados y para la exportación. No lo está haciendo, debe hacerlo a la brevedad.  En esa misma línea, La industria del gas, deben potenciarse. Aprovecharse. Exportarse.  Su demanda se incrementa anualmente. El propio EEUU es exportador de gas, además de petróleo liviano. No es suficiente saber que el país tiene unos recursos en abundancia si ese recurso no se explota para el bienestar ciudadano.

Para un pueblo defensor su modelo político, es importante, es justo toda la verdad sobre la situación de la industria petrolera en general. Responder a preguntas sobre por qué no estamos produciendo aceite para vehículos debido a que no estamos extrayendo el crudo pesado que se encuentra en el Lago de Maracaibo, cuyas líneas deben recuperarse y recibir mantenimiento constante; de por qué estamos importando petróleo liviano, y combustibles del propio EEUU. Lo cual, como primera medida, debe llevar a un estudio político y consciente de establecimiento interno de los precios del combustible, que al menos cubra un 50 % de los costos de producción y de importación (mientras esta persista).  Por supuesto, concienciar a la población de la necesidad de consumir menos combustible, para en este momento importar menos, y luego exportar más.
Es imprescindible educarnos a todos y todas sobre los planes para reactivar PDVSA, PEQUIVEN, PETROGAS y que en menos de un año podamos al menos superar los dos millones de barriles diarios y ver los resultados en las industrias Petroquímica y de gas.

Diversificar la producción y con ello las exportaciones. El desarrollo endógeno

En tercer lugar, a partir de nuestras reales capacidades humanas y técnicas adentrarse en la producción de esos tres o cuatro rubros, uno de ellos la industria Petroquímica. Otro, es la industria minera, en la cual hay que tomar todas previsiones ecológicas posibles. Lo primero aquí es la poner al servicio del desarrollo del país la capacidad instalada (sin que quede ninguna ociosa) de SIDOR. Cabillas, alambres, acero, tubos, pellas, y toda la potencialidad que allí tenemos. Con toda seguridad se cubrirá la demanda interna y se contará con un excedente para la exportación. Luego, decidir, con criterios ecológicos, que minerales estratégicos o no metálicos serán los tomados como claves para el desarrollo y la exportación. No basta con decir que los tenemos, es importante el saber cómo y con quien explotarlos. Estudiar cómo proteger la biodiversidad y como detener la minería ilegal que ha robado al país miles de toneladas de minerales preciosos como el oro, los diamantes y el coltan.  Con tan solo disminuir las prácticas ilegales de la minería, se aumentaría la productividad en favor del país.

Una política que anunció el Presidente Hugo Chávez, pero que no se implementó debido a que no se colocaron a profesionales que la comprendieran al frente, fue la de Desarrollo Endógeno. Se habló, se escribió,  se incluyó en los planes de la nación, no obstante, o no se sabía que es o sencillamente se prefirió la Economía de Puertos. El desarrollo endógeno es el crecimiento interno que puede experimentar un municipio o distrito en un área productiva, bien por su ventaja comparativa (lo que mejor y a menos costo se da allí) o bien por sus ventajas competitivas (creadas). El desarrollo endógeno dirigido ha sido nodal en el despegue económico de varios países que sufrieron calamidades naturales o por guerras.

Debe haber distritos productores. Maíz donde se dé el maíz, frutas, granos y cereales donde se den, ganados en los espacios para ellos, y así sucesivamente. Deben reactivarse los distritos industriales (en Aragua, Carabobo, Bolívar) para generar bienes con insumos nacionales. Deben estimularse las iniciativas locales, en especial de pequeñas y medianas industrias que contribuyen a cubrir las necesidades de las localidades y cuyo éxito genera especialización en las localidades haciendo escalar la producción. No puede la economía distraer recursos y divisas en experimentar con ensamblajes de bienes que no son competitivos y cuya demanda nacional puede cubrirse por medio de los ingresos generados por la diversificación de las exportaciones.

Se necesita cuantificar de las capacidades instaladas en productos elaborados y semielaborados en cada región. Un censo preciso de empresario, emprendedor, productores bien que estén activo o bien que no lo estén a causa de la crisis. A partir del desarrollo endógeno dirigido puede generarse el abastecimiento de las localidades y su intercambio. La población de Venezuela es pequeña, es posible alcanzar una oferta en algunos casos de 100%, en otros en un 70 %. Fomentar el intercambio entre esos circuitos hará que produzcan excedentes que vayan hacia los municipios no productores como los urbanos.

En cuanto a bienes de consumo masivo, como el trigo, ya este se produce en países tropicales como Sudan, a una escala tan alta que lo exporta a países árabes del Golfo Pérsico, también en Argelia se produce trigo en clima de hasta 40 grados. Las alianzas de Venezuela con esos países bien pueden estudiar la factibilidad de producir ese cereal en Venezuela y disminuir en un porcentaje importante su importación. Amén de profundizar en campañas para disminuir su ingesta, tan dañina para la salud. Las relaciones económicas internacionales deben estar al servicio de la reactivación y el crecimiento económico de Venezuela. La diplomacia tiene que tener esta orientación: economía y política.  El ganar -  ganar significa bienestar integral. Hasta el país cuya economía sea pequeña puede entrar en ese ganar - ganar sin tan solo paga crédito petrolero a tiempo, o amortiza su deuda con Venezuela. Significa atraer inversiones directas subordinadas al interés nacional y hacer letra viva la transferencia tecnológica. Junto con cada maquinaria importada, además de la capacitación humana han de garantizados los respectivos insumos y repuestos que garanticen su operatividad a largo plazo. No se puede convertir Venezuela en un cementerio de transporte y maquinarias sin repuestos.

La distribución de los bienes entre la población 

En la medida que la economía alcance sus metas mínimas de productividad dos tercios, y se normalice el comercio internacional complementario, la oferta de bienes y servicios junto con políticas acertadas del estado irá normalizando la vida económica del país, lo cual se reflejara en la reactivación de los espacios de compra venta, haciendo que las medidas que han sido necesarias para combatir la guerra económica y la baja de entrada de divisas vayan pasando a un segundo plano. El aumento de la producción y con ello de la oferta para satisfacer la demanda, también incidirá en la reducción exponencial de la inflación al hacer imposible desviaciones como el acaparamiento y la especulación.

Política monetaria

En cuanto a la política monetaria. El gran problema del país es que el ingreso de divisas depende principalmente de la factura petrolera. Esta disminuyó primero por la baja del precio del barril, y ahora por reducción de la producción. Por tanto, el estado se vio obligado a controlar el otorgamiento de divisas. Esto ha generado distorsiones en el precio y escenarios de corrupción pública y privada. La salida para una política monetaria saludable es aumentar la entrada de divisas. Esto se logrará si se aplican estrategias como las señaladas en este ensayo. Un precio equilibrado de la moneda es fundamental para un comercio internacional justo y competitivo. A mayor productividad, mayores excedentes, mayor entradas de divisas por exportación y por consiguiente mayor abundancia de estas que podrán dirigirse al pago de insumos industriales, repuestos,  medicamentos, equipos médicos, bienes importados, pagos en el exterior y demás compromisos.

Todo lo cual permitirá una política cambiaria acorde con un país con esas características.
Junto al aumento de la producción petrolera, el saneamiento relanzamiento de su industria, el desarrollo endógeno dirigido, la diversificación de las exportaciones basada en tres o cuatro productos, una política monetaria basada en lo anterior se pondrá Venezuela en la senda de un crecimiento económico con bienestar humano.

* El autor es docente e investigador en las áreas de economía del desarrollo y relaciones económicas internacionales, con estudios concluidos de postgrado en esas áreas.

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