El líder supremo de la Revolución
Bolivariana, Hugo Chávez, sustentado en el legado de Simón Bolívar, sentó e
inició la construcción de las bases de la verdadera soberanía nacional.
Con su hija predilecta, la
Constitución Bolivariana, abrió e ilumino los caminos para una Patria con
independencia política, económica y cultural. Todo está prevista en ese
magistral documento guía. De allí nacen los planes de desarrollo del país, como
lo fueron el 2000 – 2007; 2007 -2013, que con el nombre de Simón Bolívar
incidieron para conformar el país potencia tan predicado por Hugo Chávez; y
ahora el Programa de la Patria que señala el rumbo del gobierno socialista que
preside Nicolás Maduro Moro, hombre formado directamente por el gran ideólogo
bolivariano que ha sido Chávez Frías.
Cuando Chávez en octubre anunció un
golpe de timón, se refería a llevar al país hacia una Fase Superior de la
Revolución. Es dejar que lo malo que se niega a morir muera y que lo bueno que
está saliendo del vientre de la Patria, nazca, de luz.
La fase superior es extirpar los
tumores malignos del país como la corrupción, los vicios inmorales como la
especulación, la usura, el timo, el burocratismo, el clientelismo.
Es relanzar los grandes valores de
la organización como el estado comunal, la economía productiva en beneficio de
la totalidad de la población; las alianzas internacionales a favor de la
pluripolaridad. Las practicas sanas para rehabilitar el ambiente, el patrimonio
histórico, los valores familiriares, vecinales y colectivos. La Patria Buena,
pues.
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