Era evidente que la celebración de las elecciones para la Constituyente constituía el ultimátum para el oposicionismo venezolano para derrocar el gobierno legítimo de Nicolás Maduro.
Tres grandes jugadas hicieron para evitar las
elecciones cuya legitimidad estaba más que corroborada. La primera, la
violencia focalizada en los municipios controlados, la cual mantuvieron hasta
el propio 30 de julio; la segunda la compra de voluntades débiles políticamente
como fue la de la ex Fiscal General de la República, que termina de manera abrupta
y vergonzosa una gestión que al parecer fue la causante principal del aumento
de la criminalidad en Venezuela y la tercera un “consultazo” similar a aquel
“firmazo” de 2003, con el cual metieron al congelador al “paro golpista
petrolero”. Esta vez el mediático y bufo “consultazo” fue el mensaje de
catarsis para decir “fracasamos otra vez”.
Las tres casuales, lejos de enfriar
al chavismo, lo fortalecieron porque se convirtió en un “Reto”, como el del
Diablo a Florentino. El Pueblo Venezolano es Rondón para pelear y Florentino
para contestar.
Son elementos que dan para unos cuantos libros, uno de
ellos podría ser “El Fracaso de las recetas golpistas en Venezuela”.
De todo esto queda una verdad
inmensa “como la luna llena”, diría Alberto Arvelo Torrealba. No hubo nada espontaneo
en la violencia terrorista; nada que de indicio de que “se les fue de las
manos”.
Cada vez, de forma
interdiaria, que la dirigencia de los partidos de la MUD quería ocasionar
violencia y muerte, lo hacían. Cada encapuchado que salió a la calle, salía porque
recibía un pago; cada artefacto incendiario, cada litro de gasolina, pirotécnico,
material para armas caseras, máscaras antigases, chalecos fue pagado por esos
partidos.
Y ese dinero venía del
exterior, de esos gobiernos que bajo dirección yanqui animaron en la OEA la
violencia, o desde la Unión Europea.
Ya naufragada la misión
mercenaria. Los grandes jefes extranjeros echan el resto con una barricada
internacional. Por ello las sanciones, las suspensiones y las declaraciones
malcriadas porque no le cumplen sus caprichos imperiales.
Recibirán la misma medicina,
y la Revolución Bolivariana seguirá fortaleciéndose y se perfeccionara con la
Constituyente.
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