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Mostrando entradas de enero, 2024

La toponimia en América

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  Vamos a conocer un poco el por qué de los nombres o topónimos que llevan los lugares donde vivimos o conocemos. Para ello, acudiremos a fragmentos de nuestro libro El poder de nombrar y renombrar, manual para la descolonización de la toponimia en Venezuela, editado por la editorial El Perro y la Rana, que puede adquirirse en las Librerías del Sur, y electrónicamente en la web de esa editorial. Hoy versamos sobre la toponimia en América La estudiosa Olga Chesnokova destaca tres fuentes para la toponimia en el continente y en las islas: voces originarias, nombres impuestos por el conquistador y nombres republicanos. Son múltiples   los casos de traslado de topónimos europeos a Nuestra América, por lo que es común en todo el territorio ocupado, sumando parte de lo que es hoy Estados Unidos de Norteamérica, conseguir reflejados los nombres europeos. Se encuentran casos sorprendentes, por su repetición como el del topónimo “Córdoba”, ciudad española de Andalucía, que se repite en Colo

La leyenda del chipo que ocasionó el derribo miles de casas de bahareque en Venezuela

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La explosión del cemento, del hierro y del acero trajo consigo la aparición de grandes edificios en las ciudades, y de políticas de sustitución de viviendas de bahareque por casas de bloque de cemento, vigas y techos de zinc. Esto fue precedido por una campaña contra el mal de chagas que alertaba a la población de que en los techos y paredes de las casas de barro se alojaba el chipo. No hubo la posibilidad de acompañar con tecnologías adecuadas a la ancestral técnica. En Venezuela, se reportó por primera vez el mal de chagas en 1919, enfermedad que había sido descubierta por el brasileño Carlos Chagas (Feliciangel 2009). Luego. en los años 1932, el científico José Francisco Torrealba en Guárico y en 1941 Emile Brumpt en Yaracuy exponen que hay un problema de salud pública en los sectores más pobres, particularmente en las casas de techo de palma y paredes de bahareque. Tales estudios aconsejaron el uso del plaguicida conocido como DDT desde la década de 1940 y hasta 1957. Los resultado

Etiopía, el país de la espiritualidad perfecta y donde un año dura 13 meses

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Etiopía se rige por el calendario juliano, impuesto para el imperio romano por Julio César, 45 años antes de la aparición de Jesús de Nazareth. El calendario juliano guio el tiempo de los territorios ocupado por Roma en Europa, Asia y África, y luego fue impuesto en América por los españoles. En 1582 el calendario juliano fue sustituido por el Calendario Gregoriano, por disposición del Papa Gregorio XIII. Pero la iglesia cristiana ortodoxa de Etiopía no hizo el cambio y continuó utilizando el almanaque juliano. Para el calendario juliano Jesucristo nació siete años y ocho meses antes de lo que decretó el papá católico Gregorio XIII. Por esta razón, cuando los países que se rigen por la fecha gregoriana estén recibiendo el 1o de enero de 2024, no sucederá lo mismo en Etiopía, que en septiembre pasado celebró el año 2017. Por tanto, el calendario etíope no es católico, ni cristiano, es de la antigua roma. El año etíope tiene 12 meses de 30 días y un mes de 4 ó 5 días (este {ultimo si es